Primeras Manifestaciones Religiosas en el Valle de Valdegovia

 

Primeras manifestaciones religiosas en el Valle de Valdegovía

Antes de entrar en el tema, quiero situaros brevemente el Valle de Valdegovía.



El valle de Valdegovía se halla en la parte occidental de la Provincia de Araba/Álava.

A pesar de que como entidad geográfica goza de unos límites bastantes definidos, política y administrativamente varía.

Valdegovía en su mayor parte administrativamente pertenece a la Provincia de Araba/Álava, pero también hay una parte que administrativamente pertenece a la Provincia de Burgos:

 


Los cuatro pueblos que componen el Ayuntamiento de San Zadornil (San Zadornil; San Millán de San Zadornil; Arroyo de San Zadornil; y Villafría de San Zadornil) y el pueblo de Valpuesta, éste último pueblo de vital importancia en el devenir de la historia del Valle de Valdegovía, y que pertenece al Ayuntamiento de Berberana.

Pero también dentro del Valle de Valdegovía sus pueblos pertenecen a distintos ayuntamientos alaveses: La mayor parte de sus pueblos pertenecen al propio Ayuntamiento de Valdegovía, otros a Añana (Salinas de Añana y Atiega), y otros a Lantarón (Bergüenda; Alcedo; Puentelarrá, Fontecha y Sobrón), y un par de ellos a Ribera Alta (Villambrosa y Viloria)

Y una vez situado el Valle de Valdegovía y explicado su bipolaridad política, vamos a entrar en el tema: primeras manifestaciones religiosas en el Valle de Valdegovía.

Por nuestra cultura y educación cuando hablamos de manifestaciones religiosas automáticamente pensamos en manifestaciones religiosas cristianas, pero en el caso de Valdegovía, nada más lejos de la realidad. El Valle de Valdegovía es muy antiguo con presencia humana desde hace al menos 51 siglos, y por eso hay que pensar que antes de que Valdegovía deviniera en cristiana, hubo otras religiones en las que creyeron sus habitantes, porque religiones han existido desde la antigüedad.

Hace 5000 años, en el neolítico, aquel primitivo habitante de Valdegovía, tuvo también sus dioses.


(Foto: Pintura neolítica de SOL en Portillo Lerón- Parque Natural de Valderejo)

Adoraron al SOL y así nos lo hicieron saber en esta pintura rupestre que nos dejaron en el portillo Lerón, como podéis ver en la foto cedida por el arqueólogo Armando Llanos. Por desgracia esta pintura y el resto que aparecieron por una mala praxis en su conservación y protección, han desaparecido al protegerlas con un metacrilato a través del cual los rayos solares actuaron como un láser borrando las pinturas. Lo que la naturaleza conservó durante más de 5000 años, el hombre lo ha perdido en muy pocos años.


(Foto: Peña Karria o Peña Gobea)

Pero también aquel hombre primitivo, por lo que sabemos de ellos, es muy posible que divinizaran Peña Carria o Peña Gobea, y la adoraran como tótem de piedra a modo de ídolo.

 

Posteriormente desde más allá del sol, unos pocos siglos después, llegaron gentes que trajeron la cultura del hierro.

Estos emigrantes que llegaron a nuestras tierras fueron los autrigones, que, junto con los caristios, vascones, várdulos, y berones, fueron los pueblos que ocuparon nuestras tierras vascas.


(Foto: Distribución pueblos edad del hierro)

Los autrigones se extendían por el Norte el territorio comprendido entre el norte de Burgos, los ríos Saurio (Asón) y Nesua (Nervión) y el litoral Cantábrico. Se extendía, por tanto, por la Vizcaya occidental, la Cantabria oriental, el Burgos de la Bureba, el tercio occidental alavés (Valdegovía), y quizá una parte occidental de La Rioja actual. Virovesca (Briviesca) es conocida por los autores romanos como la capital de este pueblo.

En Valdegovía tuvieron en Uxama Barca su gran ciudad.


(Fotos: Castros de Lastra - Caranca. Uxama Barca de los autrigones))

Adoraban sobre todo al dios Viruvius, o Vurivius, de carácter guerrero, y parece ser que dio nombre a la actual Bureba y a ríos como el Ubierna.

La religiosidad autrigona, vinculada en gran medida a los elementos naturales, se transformó por la acción romana, que fue el siguiente pueblo que vino a ocupar nuestras tierras valdeguñesas y dominarlas.

Así os puedo enseñar una estela funeraria autrigona con decoración astral que fue hallada en Poza de la Sal, seguramente la Salionca de Ptolomeo, y que nos indica que también adoraban a las estrellas y la luna,

(Foto: estela funeraria autrigona. Poza de la Sal)

 y seguramente también al sol, como podemos ver en esta otra estela aparecida en Astorga, y que se conserva en su Museo de los Caminos, nos dice “Aquí yace Baebio Latrón, hijo de Niger, uxama barcense, de 13 años”. Los autrigones se latinizaron. Posiblemente estemos ante el primer valdeguñes identificado.


(Foto: Estela autrigona en Museo de los Caminos-Astorga)

En tiempos de los romanos sabemos que en Valdegovía se adoraban a los dioses manes.

Los romanos nos dejaron una estela funeraria aparecida en Espejo y que se puede ver en el Museo de Arqueología en la calle Cuchillería en Vitoria-Gasteiz.


(Fotos: Estela romana aparecida en Espejo)

El río Omecillo, en una de sus crecidas por noviembre de 1846 descubrió en el término de Barcabao, en Espejo, grandes piedras sillares, cornisas, canalones de piedra arenisca y columnas como si hubieran estado unidas con gruesas espigas, que demostraban que habían pertenecido a un edificio notable, quizá un templo dedicado a una musa, quizá de un músico, o tal vez un panteón sepulcral. La musa era una divinidad inspiradora de la música y el arte, que presidían los diferentes tipos de poesía.

Una de estas columnas de 2,10 metros de larga por 42 cms de ancha estaba en la Casa Palacio de los Salazar, en Espejo, propiedad entonces de D. Julián Salazar, según descubrió en 1858 Ignacio de Varona y Salazar.

Llevada a Madrid, fue estudiada la misma.

En esta columna en su parte superior y en el centro con caracteres de un centímetro, la inscripción con estas palabras:

“A los Dioses Manes de Antestia Euterpe a sus expensas, a los 75 años”

Resulta que, en mitología griega, que luego adaptaron los romanos, Euterpe (traducida como “la gran placentera”, “la de agradable genio”, o “la de buen ánimo”) es la Musa de la música, especialmente protectora del arte de tocar la flauta. Como las demás Musas era hija de Mnemósine y de Zeus.

Por lo general se la representa coronada de flores y llevando entre sus manos el doble-flautín. En otras ocasiones se la representa con otros instrumentos de música: violines, guitarras, tambor, etcétera. A finales de la época clásica se la denominaba musa de la poesía lírica, y se le representaba con una flauta en la mano, como es el caso que os presento, y que podéis contemplar en la Torre Palacio de los Varona en Villanañe, pueblo de Valdegovía.


(Foto: Euterpe representada en papel pintado Torre Varona-Villanañe)

Esta estela dice bien a las claras que los espejeños de entonces adoraron a los dioses del Panteón de Roma.

Los Manes, en plural siempre, en la mitología romana, eran unos dioses familiares y domésticos o caseros por lo general asociados a otros llamados Lares o dioses familiares y Penates o dioses de la despensa. Eran espíritus de antepasados, que oficiaban de protectores del hogar. El pater familias o padre cabeza de familia, era su sacerdote y oficiaba sus ceremonias religiosas y ofrendas en las viviendas.

Al regresar de Madrid la estela, D. Julián Salazar la dejó tirada por el suelo

En 1944 así la halló Gerardo López de Guereñu

(Foto: Estela funeraria Espejo, abandonada en el suelo Casa Salazar-Espejo)

Posteriormente esta estela fue utilizada como asiento en la delantera de la casa palacio de los Salazar, y afortunadamente hoy se encuentra en el Museo Arqueológico Provincial de Álava, por la donación que hicieron de ella los hermanos Pinedo Cerrillo.

Del tiempo de los romanos tenemos también un topónimo. Alto de Numano en el pueblo de Caranca, que hace referencia a Numa, primer rey de Roma.

Después de la muerte o desaparición de Rómulo, es elegido por el Senado, Numa Pompilio por su sentido de justicia y por su competencia religiosa entrado ya en años, un hombre piadoso y sabio que vivía en la ciudad de Cures. Dio leyes y potenció los derechos y acuerdos de paz entre Roma y el resto de las ciudades. Se le considera el fundador de la religión romana y el introductor de nuevos dioses como Jano, quien es el encargado de la custodia de puertas y caminos, hecho que le sitúa a la entrada y salida de las poblaciones o a la vereda de las calzadas.


(Foto: Vista de Caranca en 1910)

 y por este término mencionado Alto de Numano, pasaba la primitiva calzada romana,

(Foto: Mapa vías romanas por Valdegovía)

 

un ramal que unía la itere XXXI de Burdeos a Astorga con la cornisa cantábrica. Partía este ramal de Pancorbo y al llegar a las proximidades de Villanañe se subdividía e iba por Villanueva y Bóveda a los puertos cántabros, Santoña, Laredo, y por Caranca y Osma a Orduña y de ahí a puertos vizcaínos, Bilbao… ¿Estuvo aquí un templo en memoria del rey Numa dedicado al dios Jano?

La respuesta se la dejo a los arqueólogos que quisieran profundizar en este término.

Pero los romanos fueron los que nos trajeron la religión cristiana, aunque no tenemos muestras de ello aquí en Valdegovía, posiblemente este sarcófago entre unas tumbas romanas aparecidas al hacer una obra en la carretera a su paso por Espejo, y que por desgracia no pudieron ser estudiadas por los arqueólogos ya que primó la obra y no el hallazgo arqueológico. En este sarcófago estaba grabada una serpiente, uno de los símbolos primitivos del cristianismo.

(Foto: Tumbas romanas en Espejo)

En el cristianismo, la serpiente, hoy generalmente representa al demonio, en sus orígenes también sabiduría (“sed tan prudentes como la serpiente y buenos como palomas” Mateo 10,16) y también astucia (Génesis 3,1).

Y llegamos a la época de los visigodos siglo V-VI de nuestra era. Y aquí surgen en Valdegovía los eremitorios.

San Prudencio inició su vida religiosa como anacoreta o eremita, y en ese aspecto lo podemos relacionar con el Valle de Valdegovía donde también destacan sus eremitorios, que sirvieron de refugio a personas religiosas que buscaban su fe en Dios al igual que nuestro Santo Patrón que la buscó por tierras sorianas.

Quizá nunca sepamos la verdadera razón que llevó a aquellas personas a trasladarse a Valdegovía y vivir en una nueva vida religiosa: los eremitorios. Consistía en retirarse a vivir a lugares apartados, normalmente cuevas naturales o excavadas, donde   poder orar, hacer penitencia y por qué no, huir de uno mismo, buscando la perfección cristiana en soledad, rechazando el boato y la ostentación de la Iglesia Oficial del momento, y rechazando su colaboración con el estado civil dominante.

El eremitismo peninsular fue propulsado por un obispo hispano, Prisciliano de Ávila (s. IV), que se convertiría en el primer eclesiástico ajusticiado por un tribunal secular.

(Foto: Representación de Prisciliano de Ávila)

Cabe destacar que entre los opositores a su ejecución encabezó la misma Martín de Tous, a quien tantas iglesias tenemos dedicadas en nuestra provincia de Araba/Álava, y en Valdegovía tenemos dos iglesias parroquiales dedicadas a San Martín: la del pueblo de Guinea y la iglesia de San Martín de Bachicabo donde podemos apreciar sus dos retablos, uno detrás de otro.

(Foto: Vista lateral de los dos retablos)



(Foto: Retablo renacentista de iglesia San Martín de Tours de Bachicabo)


(Foto: Retablo fingido iglesia San Martín de Tours de Bachicabo)

Sin embargo, esta corriente eremítica, no llega a Valdegovía hasta el siglo VI, y restos de esto quedan en las 18 cuevas de las localidades de Barrio, Corro, Pinedo, Quejo, Tobillas, Valpuesta y Villanueva de Valdegovía.

Para entender la existencia de estas cuevas en Valdegovía hay que reparar en su significado: Valle de cuevas. Cuevas en las que vivieron los primitivos habitantes de Valdegovía, los autrigones. También éstos vivieron en Treviño y Miranda de Ebro.

En las cercanías del Valle Valdegovía, está Miranda de Ebro, y en su término radica Peña Gobera. Su nombre, Gobera, también nos evoca a Gobea, a Cueva. Y efectivamente a los pies de Peña Gobera, estuvo el despoblado de Herrera, donde aún hoy se halla el monasterio de Herrera, y los restos de la antigua explotación salinera de Herrera. Pues bien, junto a estas edificaciones, encontramos también cuevas trogloditas, que al igual que las de Valdegovía, aparentan ser emplazamientos de ermitaños, quizás los antecesores altomedievales del monasterio actual.


(Foto: Cuevas trogloditas en Herrera-Miranda de Ebro)


(Foto: Cueva trglodita en Herrera-Miranda de Ebro)

Esta corriente eremítica se estableció también en el enclave de Treviño, donde encontramos el conjunto de cuevas artificiales de Las Gobas


(Foto: Exterior Cuevas artificiales Las Globas – Condado de Treviño-Burgos)

(Foto: Interior cueva Las Globas – Condado de Treviño-Burgos)

Y Santorkaria, que albergan mucha similitud con las cuevas del municipio de Valdegovía.


(Foto: Exterior Cuevas de Santorkaria-Condado de Treviño-Burgos)


(Foto: Interior cuevas Santorkaria-Condado de Treviño-Burgos)

Tres sitios, Valdegovía, Treviño, y Miranda, relativamente cercanos entre ellos que acogieron esta forma de vida eremítica.

Y nuestro Valle de Valdegovía fue uno de los lugares elegidos, situado al más al norte de los mencionados, y quizá último reducto para aquellos que encontraron ya ocupados los anteriores.

En este marco de eremitismo encontramos tres funciones específicas para estas cuevas:

La cueva templo: Suele ser una cavidad de mayor tamaño y dividido en varias estancias. Destacar la hornacina excavada en la pared.


(Foto: Interior Cueva en Corro – Templo))

La cueva habitación: Cavidades de cámara única, generalmente de tamaño reducido, consideramos que han servido de morada al asceta, que buscaba la soledad y el retiro.


(Foto: Interior cueva Corro- Habitáculo)

La cueva necrópolis: Enterramientos existentes en el interior y en el exterior, considerando estos como más antiguos, realizados directamente sobre la tierra sin realizar ningún tipo de sepultura. Los que aparecen en el interior de las cavernas serían más modernos, relacionados más con su función de ermita.


(Foto: Necrópolis interior en Cueva Corro)

Aunque ya he mencionado que en Valdegovía hay localizadas 18 cuevas en diversas poblaciones del valle, quiero destacar las más conocidas y accesibles: Corro, Pinedo y Tobillas.

Cuevas de Corro


(Foto: Vista exterior cuevas de Corro)

Estas cuevas al igual que las de Pinedo han perdurado como centros de culto hasta el siglo XVIII, luego fueron ocupadas por pastores, vagabundos y mendigos.

Hasta hace algún tiempo estas cuevas estuvieron dedicadas al culto en forma de ermita bajo la advocación de San Juan.

LA CUEVA I


(Foto: Exterior Cueva I de Corro)

De planta rectangular, con dos ventanas en paredes opuestas.

La cueva está ocupada por una serie de sepulturas, destacando dos al Oeste sobreelevadas del suelo habiendo sido dignificadas con bovedilla de horno En el otro extremo se repite el esquema con otras dos sepulturas cobijadas bajo arco de medio punto del tipo de arcosolio.

La impresión que ofrece la cueva es la de haber sido retocada, sobre todo para añadirle algunas sepulturas lo que hace poco reconocible su forma primitiva.

(Foto: Interior cueva I Corro)

LA CUEVA II

Fue utilizada como ermita bajo la advocación de San Juan. Fueron dos en un principio, como vemos en las dos puertas de entrada.

(Foto: Exterior cueva II Corro)

Llama la atención la cruz labrada en la jamba de la entrada.


(Foto: Cruz Labrada cueva II Corro)

 La cueva es de planta ligeramente circular con repisa corrida, hoy destruida en su mayor parte.

La cueva contiene varias sepulturas de diferente tipología las más bien conservadas están excavadas en el suelo a los pies de dos arcos de medio punto que a su vez también contenían sepulturas hoy destruidas.

(Foto: Interior cueva II Corro)

Un vendedor ambulante, que habitó estas cuevas durante el siglo XX, destruyó la repisa lateral y las sepulturas a la vez que construyó un piso superior

Cabe apreciar en el exterior de esta cueva el sistema de recogida de agua de lluvia para su consumo.

Delante de esta cueva se ven restos de una excavación arqueológica, donde se fechó un enterramiento exterior a la cueva en el año 620 DC datándose el enterramiento con la prueba del carbono 14.

 Cuevas de Pinedo

(Foto: Panorámica cuevas Pinedo)

Sirvieron de culto hasta el siglo XVIII, y hasta hace algún tiempo estuvieron dedicadas en forma de ermita a Santiago Apóstol. Una vez abandonada su función inicial, fueron ocupadas por pastores, vagabundos….

Se trata de un conjunto de dos cuevas.

(Foto: Exterior Cuevas de Pinedo)

 La primera de ellas serviría por su distribución como vivienda y a través de ella se accede a la segunda en un plano superior, que serviría de recogimiento u oración. Encima de la primera de las cuevas se encuentran al descubierto dos tumbas.

(Foto: Tumbas exterior cuevas Pinedo)

 A continuación de las cuevas hay una larga covacha donde podemos observar tres tumbas antropomorfas de personas adultas con rebajes en los bordes para encajar la losa, excavadas en la roca del suelo.

(Foto: Tumbas en covacha Cuevas de Pinedo)

Cuevas de Tobillas

Enclavadas en lo alto de una peña, entre densa vegetación, encontramos tres cuevas de reducidas dimensiones, deterioradas e incompletas, pero también dignas de visitarse.


(Fotos: Exterior cuevas de Tobillas)

 

 

Y de los eremitorios pasamos a los monasterios.

 En la península es frecuente encontrar monasterios que surgieron al amparo de los eremitorios, tras previa conversión en cenobios, es decir, a esos eremitas o anacoretas se les unieron más personas y empezaron a vivir en comunidad. Esos cenobios dieron lugar a los monasterios.

Es el caso de uno cercano a nosotros y que hemos mencionado ya: Herrera en las proximidades de Miranda, donde aún hoy se halla el monasterio de Herrera, actualmente conocido como Yermo Camaldulense de Nuestra Señora de Herrera.

(Fotos: Monasterio Camaldulense de Herrera -Miranda de Ebro)

Pero en Valdegovía no tenemos esa correlación. Los monasterios surgen no próximos a los eremitorios.

El primer monasterio del que tenemos constancia es el de Valpuesta, en la Valdegovía burgalesa.

(Foto: Vista de Valpuesta – Burgos)

Sedes Episcopal desde el año 804 hasta el año 1087. Casi durante tres siglos esta pequeña población fue sede episcopal, hasta su traslado a Burgos, y también la podemos considerar primera diócesis de Vasconia junto con la de Armentia.

No sólo para esta zona fue una pérdida considerable como sede episcopal sino también para Vitoria y Álava, ya que también en ese año de 1087 la Sede Episcopal de Armentia se trasladó a Calahorra y la sede de Valpuesta a Burgos.

A pesar de perder la categoría de obispado el arcedianato de Valpuesta debió de gozar de prestigio si nos atenemos a algunas de las personas que ostentaron dicho cargo, como los papas Alejandro VI y Adriano VI, los cardenales Alonso Carrillo de Albornoz, Gil Carrillo de Albornoz, y obispos, como Pedro Fernández Vaca y Antonio Osorio de Acuña.

Hasta la constitución del Obispado de Valpuesta en la zona cristiana sólo existía un único obispado que estaba situado en Oviedo, donde el rey Alfonso II el Casto había trasladado su corte.

(Foto: Mapa diócesis de Valpuesta S IX-X)

 Por cierto, durante el reinado de este rey Alfonso II el Casto se produjo el hallazgo o aparición del cuerpo del apóstol Santiago en Compostela, y con este rey se inicia lo que hoy conocemos como el Camino de Santiago, realizándose el primer trayecto original de peregrinación desde Oviedo hasta Compostela y considerando a Alfonso II como el primer peregrino.

El Norte peninsular no musulmán, estaba constituido por el Reino de Asturias, Vasconia, y el Imperio Carolingio.

En el año 804, dice la historia que el obispo Juan llega y encuentra Valle Composita.

(foto: Centro Social Valpuesta)

 El nombre de “Valle Composita” del que deriva Valpuesta, es probable que se encuentre relacionado, como el de Compostela, con el significado de “Valle del Cementerio”, ya que quienes repoblaron este lugar se supone que encontrarían en él las ruinas de una vieja iglesia con su cementerio.

De aquella época que Valpuesta fue obispado se conserva los cartularios que luego comentaremos.

(Foto: Vista de Valpuesta)

La leyenda dice que el obispo Juan como ya hemos comentado llega casualmente a Valpuesta y se encuentra una pequeña Iglesia, en torno a la cual constituye el Obispado.

Casualidades, las justas. El Obispo Juan sabía perfectamente dónde venía y a qué venía.

Hay tres razones para la creación del obispado en Valpuesta:

-              Situación geográfica

-              “Familiares”

-              Económicas 

Situación geográfica


Al este de la franja cristiana del reino de Asturias y lindante con Vasconia. Eclesiásticamente desde Valpuesta se atiende cristianamente el este del Reino de Asturias y buena parte de Vasconia

Civilmente permite a Alfonso II el Casto establecer y fijar una frontera entre Asturias y Vasconia, ocupando un territorio deshabitado y abandonado por sus habitantes consecuencia de la colonización musulmana de la península.

De aquella ocupación por el Obispo Juan de esta zona de Valpuesta, es el motivo por el que esta parte de Valdegovía hoy en día es Burgos y no Álava.

Razones “familiares”:

Cuando Alfonso II El Casto envía al Obispo Juan a establecer en Valpuesta el Obispado, no lo hace por ciencia infusa, premonición, imaginación. Lo hace porque Alfonso II el Casto era conocedor de la zona.

(Foto: Estatua Alfonso II El Casto rey de Asturias)

-              Alfonso II El Casto, hijo de Fruela y Doña Munia de Álava, reinó en dos ocasiones. La primera de ellas en el año 783. Disputas por la corona, su tío Mauregato, se alza con el poder y se corona rey de Asturias y persigue a muerte a Alfonso II, quien se refugia en Valdegovía entre sus parientes maternos. Nos cuenta Mario Ochoa Axpe en el Tomo II de Álava en sus manos, como es destronado y sale del reino, dirigiéndose en su huida a Álava, al calor de los parientes de su madre, donde vive seis años. Su madre, Munia, alavesa, criada a la sombra de Peña Gobea, quien es la primera mujer que nos habla de amor y familia. Este refugio en tierra segura de Alfonso II, nos hace pensar que Álava tenía un régimen político diferenciado del Reino de Asturias, porque si Álava hubiese dependido del Rey de Asturias la persecución hubiese continuado en tierras alavesas.

-              El segundo reinado de Alfonso II El Casto, lo fue ya entre los años 791 al 842 en que murió «tras haber llevado por 51 años casta, sobria, inmaculada, piadosa y gloriosamente el gobierno del reino» según está escrito en la Crónica Sebastianense. (Sebastián, obispo de Salamanca u Ourense). En el año 791 tras la renuncia del sucesor de Mauregato, Bermudo I al reino, es proclamado nuevamente rey de Asturias. En aquel tiempo los reinos no se heredaban. Los reyes eran proclamados, por lo que la descendencia no era primordial como lo es ahora en las monarquías. Es por ello que Alfonso II se mantuvo casto según la tradición y no consumó su matrimonio con Doña Berta, manteniéndose casto durante todo su matrimonio y murió sin descendencia. Durante este segundo reinado es cuando en el año 804 manda al Obispo Juan a erigir el obispado de Valpuesta.

Como también conocieron Valdegovía sus antecesores en el Reino de Asturias.

-              Pelayo, I Rey de Asturias: 

Fray Miguel de Varona en su obra manuscrita “Historia de la Casa Varona”, escrita en 1715, en base a los documentos existentes en la Casa Varona y en los archivos de Madrid, capítulo IV dice: El señor Infante Don Pelayo a quien había venido acompañando y sirviendo como peregrino en sus trabajos Sancho, capitán también derrotado con el señor Infante (se refiere a la batalla del Guadalete),  hijo de el gran capitán Estrabón que, como Sancho, era hermano de don Rodrigo, Señor de la Casa(De Varona) llevó a hospedarse en ella al señor Infante, de donde don Pelayo atalayase los movimientos de Don Eudón y don Pedro, sus émulos (rivales) , quienes andaban con las armas en la mano sobre quién se había de alzar con el Señorío de Vizcaya, que en justicia era de don Pelayo.

Algunos años después, entre 716 y 720, don Pelayo salía de Villanañe para Asturias para ser proclamado Rey.

Nota: Los escritos de Fray Miguel de Varona hay que cogerlos con “pinzas”. Sus textos son muy dudosos.

-              A Pelayo le sucedió su hijo Fabila.


(Foto: Representación muerte Rey Fabila por un oso)

Según recoge D. Ramón Ortiz de Zárate (1817-1883), insigne defensor de los fueros alaveses y vascongados, en una de sus obras sobre la Provincia de Álava, y en concreto sobre la abundancia de aguas minero-medicinales en la misma, y en lo relativo al cercano balneario de Sobrón (pueblo del valle de Valdegovía): Dos altísimos y quebrados montes dominan el establecimiento balneario: uno de ellos es el Arcena, correspondiente a Álava, y el otro Besante. Es tradición que en este monte de Arcena fue donde pereció el rey D. Favila destrozado por un oso.

 -              Fruela, IV Rey de Asturias.


(foto; Representación de Furela rey de Asturias)

Casó con Doña Munia de Álava, quien era nativa de este valle de Valdegovía, según recoge la enciclopedia Auñamendi. Hay dos versiones sobre esta boda; una, la más extendida que Fruela harto de tanta batalla con los vascones, secuestró a Doña Munia y se casó con ella para que cesaran los ataques. Por otra parte, en el tomo II de Álava en sus manos, Mario Ochoa Axpe, nos cuenta como el Rey Fruela vence a los sublevados vascones y toma por rehén y esposa a Munia en la que procrea a Alfonso II.

 Este hecho creo yo que en vez de apaciguar las malas relaciones las hubiese incrementado.

Por eso pienso que la otra versión es la buena: que hubo un pacto de boda con Doña Munia para alcanzar la paz.

-              Antes he comentado la diferenciación política del Reino de Asturias con Álava. Quiero reflejar un documento del 18 de mayo de 919, en el que por primera vez aparece el pueblo valdeguñés de Espejo, por la disputa de las posesiones de un presbítero llamado Fenestesio, entre el Monasterio de Valpuesta y el Monasterio de Santa María del Puerto de Santoña, en el que se termina indicando que reinando en Asturias y León Ordoño II y el Conde Vigilatz en Alava.

 

Razones económicas:

Al existir un único obispado en Oviedo, la cantidad de curas, obispos, y demás religiosos es enorme, y hay que darles de comer a todos. Por eso hay que buscar nuevas fuentes económicas, y un buen motivo es la constitución de un nuevo obispado.

Pero este nuevo obispado debe producir sus propias rentas, sus propias cosechas desde el principio.

¿Por qué el Obispo Juan no viene directamente a Villanañe a ser acogido por los antecesores de Varona y fundar ahí el obispado? 

(foto: Casa Torre e iglesia de los Varona en Villanañe)

Porque las tierras ya tienen dueño y dan de comer a los que dan. No hubiese habido posiblemente para nuevas personas que alimentar.

Por eso ocupan una tierra deshabitada y abandonada. Desde el primer momento pueden darles réditos y cosechas ya que nadie va a poder reclamarles las tierras. Además, el rey Alfonso II el Casto, concede u otorga el derecho de presura.

Presura (en Castilla) o aprisio (en Aragón), era el nombre que recibía una modalidad de repoblación en las primeras épocas de la Reconquista, basada en el Derecho romano. El rey concedía alodios (tierras en propiedad -con o sin documento escrito-) al primero que las roturase, es decir, a campesinos que de esta manera mantenían su condición jurídica de libres, con la condición de que las cultivasen y se mantuviesen bajo su mandato.

Es por eso que el documento de constitución del obispado de Valpuesta es muy rico en detalles geográficos: lo que ocupan, límites con los pueblos de alrededor precisos.

(Foto: Copia de la constitución obispado de Valpuesta)

(Foto: Transcripción límites Valpuesta años 804)

Y a continuación estuvieron obsesionados con recopilar escrituras de donaciones, herencias, legados, juicios, ventas, etc.… que dieron lugar a lo que hoy conocemos por los Cartularios de Valpuesta, que se guardan en el Archivo Histórico Nacional en Madrid.

La importancia de este lugar, de Valpuesta: Aquí es donde verdaderamente nace el castellano.

El castellano nace en el Valle de Valdegovía.

Los Cartularios de Santa María de Valpuesta nos ofrecen un conjunto de rasgos lingüísticos de la época de orígenes del castellano (siglos IX al XIII) que nos sirven para delinear cómo empieza a conformarse esta lengua romance en este nuestro valle de Valdegovía, hoy a caballo entre las jurisdicciones burgalesa y alavesa. Los datos más antiguos están vinculados a la época en que este centro monástico gozaba de una indudable importancia histórico-política, cuando todavía no se habían creado otros más al sur, como Cardeña, que tomarán su relevo.


(Foto: Copias de cartulario Valpuesta primeras palabras en castellano)

En noviembre de 2010, la Real Academia Española avaló los cartularios, escritos en «una lengua latina asaltada por una lengua viva», como los primeros documentos en los que aparecen palabras escritas en castellano, anteriores en un siglo a las Glosas Emilianenses.

Valpuesta se sitúa en la etapa y la zona donde se originaria el primitivo romance castellano que, debido a la afluencia de gentes mozárabes e hispanos godos, de cultura estrictamente latina, se caracteriza por la ausencia de otros elementos vascos que no sean los fonéticos anteriores al siglo IX, esto es, el castellano propiamente dicho.


(foto: Copia cartulario año 939 primeras palabras en castellano y transcrpción)

En cuanto a la frase del cartulario de Valpuesta, año 939: Potro castanio et pielle, se podría traducir como: Potro de piel castaño, o bien un potro castaño y pieles (y una piel), siendo de los primeros documentos en castellano.

Y aunque no son de las primeras manifestaciones cristianas, os voy a enseñar otras más posteriores que encontramos en Valpuesta.

Destacan, en su interior, las vidrieras de la Iglesia en Valpuesta, donde se refleja claramente la idea de aquella época gótica que “Dios es luz” y a través de la luz vemos sus obras.

La luz atraviesa los ventanales y se transfigura descubriéndonos unas secuencias teológicas narrando historias de la fe cristiana. 

(Foto: Vidriera en iglesia de Valpuesta)

Podemos contemplar escenas tales como Adoración de los Reyes Magos, la Crucifixión, podemos ver ángeles, apóstoles, leones, ciudades, paisajes increíbles, hasta símbolos esotéricos bien escondidos.

Era el cine y la fotografía de aquella época.

(Foto: Vidrieras en ábside iglesia de Valpuesta)

Es una pena que por colocar y aprovechar un calvario y otras dos esculturas que estaban en la Iglesia se han colocado encima del retablo e impiden una buena visión de las vidrieras, excelentemente restauradas.

El zócalo del retablo.  Se recoge en estos relieves una serie de escenas que presentan momentos de la vida de la Virgen María, desde su nacimiento, inédito o casi en representaciones de la Virgen, observen la cara anciana de Santa Ana;

(foto: Representación nacimiento de la Virgen en retablo)

el encuentro y abrazo de San Joaquín y Santa Ana en la Puerta Dorada, la presentación de María en el templo, o la huida a Egipto, con un ángel arando el camino para que no pudieran seguir sus pasos.

(Foto: Representación de la Huida a Egipto en retablo)

En la capellanía de la Santísima Trinidad aparece ésta reflejada en tres personas humanas como podéis ver en la diapositiva. 

(Foto: Representación Santísima Trinidad en capilla)

Resulta original ver así representada la Trinidad, pues el Concilio de Trento, 1545-1563, abolió esta forma de representación en tres personas, y desde entonces se representa a Dios con un ojo que todo lo ve, al Espíritu Santo en forma de paloma, y a Jesucristo en su forma humana.

Y en ésta y otras capillas aparece un huevo. Junto a la Virgen, el huevo representa pureza;

(Foto: Capilla de la Trinidad)

 junto a cristo crucificado o junto al nacimiento representa vida, pero ¿Cómo explicar a las gentes de entonces que la Santísima Trinidad eran tres personas distintas en una sola naturaleza? El huevo simboliza esa Trinidad: el huevo está compuesto por tres partes, cáscara, clara y yema. Las tres juntas constituyen el huevo y por separado cada parte tiene su propia estructura.

 Casa del Inquisidor Zaldívar 


El visitante se fijará en los escudos que poseen la casa del inquisidor Zaldívar, construcción que tal y como podemos apreciar data del año 1590. El primer escudo, familiar. El segundo un aviso a navegantes: “vive bien que has de morir”.

(Foto: Lema en casa Inquisidor Zaldívar)

Normalmente, quien visita Valpuesta lee y sonríe. Eso se debe, a que no se percata de que el inquisidor quería decir realmente: Vive de acuerdo a las normas que yo marco (vive bien), o te corto el cuello (que has de morir).

Unos pocos años más tarde, se funda el segundo monasterio: San Román en el pueblo de Tobillas. Estamos en el año 822


(foto: Iglesia de San Román en Tobillas)

El pueblo de Tobillas fue el lugar escogido para aquellos cristianos que pusieron en marcha el primer templo de esta religión en el País Vasco, el monasterio de San Román. 

La Diputación Foral de Álava ha desarrollado un minucioso trabajo de recuperación que ha vuelto a abrir el debate sobre la arquitectura prerrománica. Y es que el edificio consta de cuatro etapas constructivas: Siglo IX; una segunda del siglo X, una tercera románica, y por último, la cuarta fase que engloba todas las reformas que ha ido sufriendo hasta llegar a nuestros días.

Además de la evolución en su arquitectura, la importancia de la iglesia radica también en las fuentes documentales a la hora de datarlo. El abad Avito aporta el primer testimonio con la reforma como iglesia monástica en el año 822.

La generosa dotación que el Abad Avito efectúa al fundado monasterio es bien cuantiosa: 24 yuntas de bueyes, 100 vacas, 80 yeguas, 20 caballos y mulos,500 ovejas, 24 libros y 23 eras salsas

San Román es el primer monasterio que adquiere una amplia participación en la explotación salinera de Añana.


(Foto: Vista general de las salinas de Añana)

Posteriormente, el presbítero Vigila da testimonio de la restauración que se llevó a cabo en el siglo X. Una lápida encontrada que está depositada en el Museo de Arqueología de Vitoria, traducida del latín, dice: Renovado este templo por el Presbítero Vigila en honor de San Román y San Cipriano, por su cuenta, en la era 977, que corresponde al año 939.


(Foto: Lápida ampliación iglesia año 939 por Vigila)

Y el tercer testimonio, de reciente descubrimiento, llega mediante un epígrafe de clara paleografía mozárabe, todavía in situ.


(Foto: Epígrafe paleografía mozárabe)

 La transcripción es muy problemática porque está bastante deteriorada. En la primera línea se lee DEI, que pudiera ser el final de la frase funeraria obit famulus dei. Lo último puede leerse como ABAS, quizá la condición eclesiástica del difunto. Segunda línea: El inicio del siguiente renglón también es confuso, pero puede leerse SITUS IN E, con restos quizá de un R que puede hacer referencia a la era. La última línea presenta diversos caracteres que pueden ser interpretados como numerales.: A XXXVI, quizá haga referencia a la edad en que murió el difunto, pero resulta difícil de interpretar. De lo que no cabe duda es del uso de grafías del alfabeto visigótico-árabe, entre las que destaca el uso de la T toledana.

De aquel monasterio nos queda su recuerdo. Desapareció fulminantemente. Un gran pulso económico con el monasterio de Valpuesta llevó a su desaparición. La eterna pelea en el mundo rural: agricultores contra ganaderos. Y además añadimos la pelea eclesiástica. Los monasterios medievales, previstos para ser lugares de oración y trabajo, estaban constituidos por comunidades de hombres o de mujeres, que ingresaban en el claustro con los rasgos particulares de su carácter y eran también células significativas del cuerpo social en el que estaban insertos. En función de las dos circunstancias, ni todas las familias monásticas fueron capaces de preservar la paz dentro de los muros monásticos ni mucho menos pudieron aislarse de las situaciones de conflicto creadas fuera de aquéllos. Esa doble dimensión, de conflicto y violencia, internos y externos es en la que se vieron implicados los monasterios de Valpuesta y de Tobillas.

  

De aquel gran monasterio también nos queda un excelente recuerdo: el silo

(Foto: Silo del monasterio de Tobillas)

Y no podemos olvidarnos de las muestras de arte figurativo en su fachada, que nos indican no sólo el carácter religioso de aquellas iglesias si no también su carácter social.

Todo son grabados, los principales y más interesantes de tipo filiforme (fina línea incisa), con motivos esquemáticos que pueden corresponder a arboriformes.

(foto: esquematismo arboriforme) 

Otras pueden corresponder a esquematismos humanos.


(Foto: esquematismo humano)

Unos grabados muy numerosos nos muestran pentalfas.


(foto: Pentalfas)

 Pentalfas: Una estrella pentagonal, también llamada pentáculo, pantáculo, pentalfa, pentángulo o estrella pitagórica es un polígono estrellado de cinco vértices dibujado con cinco segmentos de recta consecutivos tal que cada uno corta a otros dos. Es un polígono complejo.

También se le denomina pentalfa porque su dibujo posee cinco letras A (alpha en griego) y pentángulo por poseer 5 ángulos agudos.

En tiempos paganos Pentalfas o Estrellas de 5 puntas, se colocaba en las entradas a las casas o edificios como cierre para neutralizar energías negativas y de esta forma se formaba un cierre de protección para recintos.


(Foto: Pentalfa)

Con la conversión al cristianismo, las pentalfas pasan a simbolizar la fuerza de Cristo quien protegerá a los habitantes de las casas. También en el cristianismo el pentagrama geométrico con el vértice meridiano apuntando hacia arriba significa las cinco llagas de Cristo.

Hay unos grabados que pueden parecer juegos de mesa, tipo damero actual.


(Foto: Retículas o dameros)

 Pero hay juegos que se ven claramente como el del molino de doce.

(Foto: Juego del molino del doce)


(Foto: Esquema de la representación del molino del doce en el sillar) 

También en la fachada de esta iglesia destaca su reloj canónico. Normalmente estos relojes se colocaban a la altura de entre 1,50 y 1,70. No son relojes de sol son relojes de canónicos o de oración y también de misa.

(Foto: Reloj canónico)

Este reloj típico de los canónicos, además tiene en su parte superior izquierda un grabado que puede tener diversas interpretaciones. (hay quien piensa que puede ser una cruz templaria, o simplemente una cruz cristiana para indicar que el reloj es para seguir el culto cristiano).

En el siglo VII tomaron relevancia las órdenes benedictinas. En el año 529, el fundador de esta orden religiosa, san Benito, prescribe desde su monasterio unas Reglas precisas por las que todos los monjes benedictinos de Europa deben regirse. Ya desde sus orígenes, la Iglesia católica quiso santificar determinadas horas del día con una oración común. San Benito denominó a estas horas de rezo "horas canónicas", y así se haría desde el siglo VI. El nombre proviene de las normas o cánones proporcionados por la Iglesia.

La gnomónica de estos siglos derivó a la construcción de relojes de misa o relojes de horas canónicas, en ellos se indicaban las horas de rezo: Maitines, Laudes, Prima, Tercia, Sexta, Nona, Vísperas, Completa

Nos vamos a los siglos IX-X. Necropolis de San Martín de Valparaíso.

(foto: Vista general San Martín de Valparaíso-Villanueva de Valdegovía)

En la entrada de este pequeño valle, encontramos al Oeste una pared rocosa de unos 20m de altura donde se cobija en su base este yacimiento, con zonas bien diferenciadas como son el lugar de vivienda y las necrópolis. Está atravesado por un pequeño río que abastecería de agua a los pobladores del lugar, además de tener buen terreno para huertos y pasto de los animales.

Al principio del acantilado nos encontramos una serie de más 50 mechinales, más o menos en línea recta que servían para encajar las vigas del tejado que cubriría los habitáculos. Es suponible que a pesar de ser un largo tramo no sería una sola vivienda, sino que se dividiría en diferentes compartimentos.


(Foto: Mechinales en San Martín de Valparaíso)

Siguiendo a esta zona encontramos una loma con algunos árboles, donde está situado el primer grupo de sepulturas, y a unos 30m más alejado el segundo grupo que conforma esta necrópolis toda junto a la pared rocosa.

Grupo I:


(Fotos: Tumbas grupo I San martín de Valparaíso)

Lo forman un total de 19 sepulturas.

Grupo II:

(Foto: Tumbas grupo II San martín de Valparaíso)

Constituye la zona peor conservada de todo el yacimiento debido a la erosión natural y la destrucción producida por la acción humana.

Este sector está compuesto por 12 tumbas.

Las sepulturas aparecen prácticamente amontonadas en un mismo sector como si no hubiera existido otro espacio apropiado para la excavación de las mismas.

Todas las sepulturas están excavadas en la roca y son del tipo de extremos redondeados (ovaladas) o rectangulares, alguna con la zona de los pies más estrecha, también observamos un rebaje más elevado en algunas sepulturas en la parte de la cabeza a modo de almohada.

En cuanto a la iglesia, que seguro la tenía, no hay indicios de donde estaba situada, barajando la posibilidad de que estuviera entre los dos grupos de sepulturas.

Quizá y esto también se lo dejo a los arqueólogos pudiera encontrarse dentro de una cueva en la propia pared rocosa que pasa casi desapercibida por haberse taponado su entrada con maleza. ¿Quién sabe si no tendremos la primera iglesia troglodita en Valdegovía? 

Y también de esta época tenemos la Necrópolis de Santa Lucía y Santa Olalla


(foto: Necrópolis Santa Lucia y Santa Olalla en Corro)

Estas tumbas son de origen altomedieval, está compuesta de una treintena de tumbas antropomorfas excavadas en la roca viva. Las tumbas excavadas en la roca es una forma de sepultura que surgió en la época medieval. La tipología de estas sepulturas que nos ocupan es de tipo antropomorfa, que se distinguen de las de tipo rectangular, trapezoidal, u ovaladas, en que además tienen la cabeza esculpida en la tumba y son las que más se asemejan a la forma humana. Las sepulturas que aquí tratamos, tienen todas las cabezas orientadas hacia el oeste. Estas tumbas que hoy vemos abiertas, al aire libre, tenían todas ellas sus correspondientes tapas. Esta tapa bien podía ser de una sola pieza o bien varias losas más pequeñas que tapaban en su totalidad la tumba. En muchas sepulturas puede apreciarse en todo su alrededor, también excavado en la misma roca, un rebaje que se practicaba para poder encajar esta tapa, en otros casos las losas que cubrían la sepultura deberían estar apoyadas directamente en el suelo.

En general las primeras sepulturas practicadas en roca fueron en los siglos VI al VIII, evolucionando su forma a antropomorfas, como las que aquí tratamos, entre los siglos X al XII, época en que podemos datar estar sepulturas.

Cuando existe un numeroso grupo de tumbas, formando una necrópolis como esta de Santa Lucía y Santa Olalla, se han de relacionar con algún lugar de culto, generalmente excavados alrededor de la iglesia o con alguna población cercana. En este caso los cavadores serían artesanos especialistas dedicados a este trabajo. Podemos pensar en la existencia en las cercanías de esta necrópolis de alguna iglesia o poblado ya desaparecidos

El eje que siguen la totalidad de estas tumbas es Este-Oeste, con los pies al Este, y así la mirada, la cabeza, se orientan al Oeste, en dirección a Tierra Santa.

Y aquí hubiese yo acabado las muestras de las primeras manifestaciones religiosas en el Valle de Valdegovía.

Sin embargo, la mayoría de vosotros, amigos lectores, se extrañaría y con razón de que hablar de religiosidad en Valdegovía es necesario hablar de Angosto.

(foto: Vista Convento de Angosto)

 Y lo voy a hacer, pero Angosto no entraría en esta época de las primeras manifestaciones religiosas.

Ya sé que me vais a decir que la imagen de la Virgen de Angosto se apareció en el año 1087, y que coincide esa fecha con la datación de las necrópolis de San Martín y Santa Lucía y Santa Olalla anteriormente citadas y vistas.


No pongo en duda la aparición de la imagen de la Virgen, si no la datación de la misma.

Efectivamente eso dice la leyenda de la aparición de la virgen de Angosto. Y las leyendas, leyendas son, y en esta en especial la fecha de su aparición. A pesar de lo que os voy a contar soy partidario de seguir manteniendo la leyenda que durante años nos han contado como la aparición de la imagen de la Virgen, pero señalando la realidad de la misma.

Las leyendas son populares y anónimas, pero esta leyenda tiene autor conocido.

La leyenda se lo debemos a Fray Miguel de Varona quien escribió la aparición de la virgen en el año 1715 dentro de sus escritos sobre la historia de la familia Varona a la que él pertenecía.

(Foto: Libro Fray Miguel de Varona)

 El bueno de Fray Miguel, llevado por su imaginación nos cuela muchas “berzas” en esa su historia. En relación a la aparición de la virgen de Angosto, nos cuela que tratando el pueblo de Villanañe de decidir dónde guardarla, nos cuenta que «la iglesia de San Cosme y San Damián era la más capaz y más decente para colocar allí la imagen de la Virgen Santísima, pero no podía llevarla allí, porque eso era entregársela a la Orden de los Templarios que entonces no estaba extinguida, ni tenía el Ordinario secular jurisdicción ni dominio sobre la iglesia que era de Regulares, aunque después que se acabó esta dicha religión, fue por algunos años iglesia parroquial de Villanañe». Eso era imposible pues los templarios, no solo no podían estar extinguidos, sino que se fundaron bastantes años más tarde (1118-1119) que cuando él sitúa la aparición de la virgen y la aprobación de la orden templaria se realiza en 1129. También cuenta en la crónica de la aparición las continuas disputas y continuos litigios entre Santa María de Valpuesta y el concejo de Villanañe por la posesión y control de la veneración a la virgen de Angosto. Sin embargo, no hay un solo documento que acrediten dichos litigios.

Vidal Fernández de Palomares, el sabio sacerdote nacido en Guinea, Valdegovía, y que dedicó su vida tanto al sacerdocio como a la investigación histórica, nos descubre en uno de sus artículos, en el libro “Valdegovía y su entorno” cómo en el testamento de Sancho Pérez Ruño (Orruño), otorgado en Galbárruli (hoy La Rioja) el 22 de junio de 1436, aparece por primera vez un documento en el que se menciona a la Virgen de Angosto. En este testamento, hallado en el Archivo Histórico Nacional, se dice “E Mando a Señora Santa María de Angosto porque sea mi abogada, e ruegue a Dios por mi ánima, una sábana listada que yo tengo de dos piernas”. Esta donación confirma el hecho de que en el Santuario de Angosto había también un pequeño hospital, ya que la sábana de dos piernas se llamaba corrientemente a la sábana para hospitales o individual.

(Foto: Portada libro Valdegovía y su entorno)

La siguiente mención, también se la debemos a Vidal Fernández de Palomares, según nos los dejó escrito en la revista Angosto de febrero de 1972, y la encontramos en el testamento de Martín Sánchez de Guinea, hecho en Fontecha el 7 de marzo de 1461, en el que mandaba a Santa María de Angosto la cantidad de 200 maravedíes para la su obra. Quizá se estaría ampliando la construcción primitiva.

Es significativo que los Cartularios de Valpuesta, Oña, San Millán, Bujedo, Valvanera silencia este lugar sagrado, y que su primera noticia tenga lugar en la época denominada de las “apariciones a los pastores”: Nuestra Señora del Espino (1399), Arrate (1442), Aránzazu (1469).

¿Cuándo situar entonces la aparición de la virgen de Angosto? Nos vamos a fiar de la datación que los expertos hacen de la Iglesia o Capilla del Santuario.


(foto: Interior iglesia Convento de Angosto)

La aparición habrá que situarla al menos cuando se hizo la primera iglesia. La capilla del Santuario, fue construida en honor a la Virgen que le da nombre, en la primera mitad del siglo XIV, a expensas del Señor de Varona. Se trata de una iglesia de estilo gótico de estructura sencilla. 

En ella se puede ver un hermoso retablo de seis paneles donde se cuenta la vida de la Virgen y en que por segunda vez en Valdegovía podemos ver una escena del nacimiento de la virgen.


(foto: Retablo de la iglesia del Convento de Angosto) 

La talla, gótica también, es del siglo XIV y pertenece al grupo llamado "Andra Mari".


(Foto: Virgen de Angosto retablo de la iglesia del convento)

Y con la imagen de la Virgen de Angosto, patrona de Valdegovía, y también de Cuartango, Ribera Alta, Ribera Baja, en Álava, y de los valles de Losa y Tobalina en Burgos, termino esta mi trabajo sobre las primeras manifestaciones religiosas en el Valle esperando haya sido de vuestro agrado.

 







 















 



 












 

 








 







 




 









 









 





 


























 














 

 


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