Ventas en el Camino de Orduña por Valdegovía: 1ª Parte: Desde Miranda-Puentelarrá hasta Espejo

 

A través de este estudio  sobre las ventas, vamos a descubrir no sólo ventas, posadas, mesones, vamos a descubrir otras historias de esta nuestra Valdegovía, a través de personajes que nos visitaron, de documentos de nuestros pueblos, de personas de Valdegovía que nos transmitieron y transmiten sus conocimientos sobre el valle, vamos a conocer sus paisajes, sus penurias, sus gentes…. 

Antes de hablar de las Ventas, tenemos que hablar necesariamente de los caminos y carreteras, base fundamental para la existencia de las Ventas. Sería impensable montar en aquellos tiempos una Venta en Barrio, o en Bellojín, o en Alcedo, pueblos por los que no pasaba la carretera principal, incluso en el propio Astúlez por donde sí pasaba la carretera, pero de paso, y donde hoy en día, alejado de la carretera triunfa un agroturismo de nuestra compañera en el Patronato de Turismo de Valdegovía, Joana Molinuevo, y otros agroturismos también fuera de la carretera principal.Por eso os voy a comentar brevemente tres acontecimientos primordiales para el desarrollo de los caminos y carreteras en Valdegovía.

Vías romanas : SIGLOS I-II D C EPOCA ROMANA



Los romanos nos dejan en perpetuidad un gran legado: Vías de comunicación. Valdegovía se constituye como un nuevo establecimiento en la zona llana, y junto a una vía de comunicación que ponía en contacto la Iter XXXIV (Burdeos-Astorga) con la costa.

Este ramal unía Pancorbo con la costa cantábrica, y al pasar por las proximidades de Villanañe, el ramal se subdividía en tres: uno, el principal continuaba hacia los puertos vizcaínos, principalmente Bilbao, pasando por Caranca, Astúlez y Osma: otro ramal hacia los puertos cántabros, por Villanueva a Bóveda; y un tercero iba a Lakozmonte y Cuartango por cercanías de Villanañe y Villamaderne hasta Guinea, que aún hoy existe. El camino principal en Valdegovía, partía de Puentelarrá a Bergüenda por un vado o puente en el Ebro por lo que hoy es una parcelaria, hasta el Barrio de Arriba. A Bergüenda llegaba un ramal que salía de Salinas de Añana y pasaba por Villambrosa y Alcedo. De Bergüenda, el principal, subía hasta Bachicabo por un camino que aún hoy existe desde el Barrio de Arriba y que llega a Bachicabo por la Cruz del Lomo. De Bachicabo descendía el camino hasta el hoy Puente de El Recuenco en el linde con Espejo. A Espejo entraba por la zona noble, la de la iglesia que entonces claro está no existía, y el pueblo se situaba al otro lado del Omecillo en Barcabao y las Ermitas, tras pasar lo que hoy es el barrio de La Mota (La Kabaña). De aquí a Villanañe por la actual parcelaria asfaltada que al hacerlo se perdió importantes trozos de calzada romana. De Villanañe ya os he comentado que el camino principal iba por Angosto hacia Caranca, y luego a Astúlez, y desde este último pueblo hasta Osma, coincidiendo esta tramo de carretera actual con la antigua vía romana. Por esta vía romana pasó durante siglos el “oro castellano”: la lana.

Un hecho que consolidó este camino hacia la costa fue la implantación en este trayecto como parte del Camino Real de Postas en el siglo XV.

Se trata del trazado de la calzada por la que transitaban los correos que iban y venían de la corte de Madrid hasta Alemania-Países Bajos y Francia. Era un servicio arrendado por la monarquía a particulares. El Camino Real de las Postas, en sus orígenes una calzada empedrada, fue un importante nexo de comunicación utilizado hasta 1765, cuando las reformas borbónicas establecieron el trazado del Camino Real de Madrid a Irún, pasando de Araba a Gipuzkoa por el puerto de Arlaban. A partir de entonces, el Camino de las Postas perderá su importancia en Valdegovía.

Las postas eran puntos de abastecimiento y para el descanso. El circuito estaba preparado a determinadas distancias para que los correos y las diligencias pudiesen cambiar las caballerías.

En el Valle de Valdegovía la posta estaba en Espejo, la anterior era en Ameyugo y la siguiente ya en Berberana.

De aquí viene el nombre por los pueblos por los que pasaba este camino de calle Real. Pero hay que advertir que por pueblos por los que no pasaba este camino, también existe el nombre de calle Real, y es debido a que las obras de la carretera para llegar a esos pueblos los sufragó el gobierno nacional, siempre en manos de algún monarca. Es el caso de Villamaderne y Bellojín.

A pesar de perder la concesión de Camino Real de Postas, Valdegovía no sufrió su pérdida por una nueva carretera.

 Carretera del Señorío: De Pancorbo a Orduña

 El 19 de Julio de 1765, mismo año que el fin del camino de Postas, fue comunicado al Señorío por el marqués de Esquilache, ministro de Hacienda de Carlos III, la orden real en la que concedía el permiso para la construcción del camino de la Meseta por la ruta de Orduña, y esto salvó a Valdegovía de quedar languideciendo. Habían pasado 211 años del primer intento inútil del rompimiento de la peña. El 4 de diciembre de 1765 dieron comienzo las obras. La dirección técnica de la construcción, corrió a cargo de don José Santos Calderón quién aprovechó al máximo los viejos caminos. La realización práctica fue llevada a cabo por el ingeniero Marcos de Biéna. La distancia de Bilbao a Pancorbo era de 269.876 pies, es decir, 75 kilómetros y su amplitud de 14 pies útiles de anchura (6 metros) En 1767 esteba vencida la peña de Orduña, hecho que siempre se consideró insuperable. Por fin el 28 de enero de 1774 certifica el maestro arquitecto Gabriel de Capelástegui, que toda la carretera se halla en condiciones de tránsito, La gran obra había concluido. 

Tramos en Valdegovía:

 8º tramo: Berberana hasta Frente Fresneda

9º tramo: Frente Fresneda hasta Venta del Monte

10º tramo: Venta del Monte hasta Bado pasado Bergüenda

11º tramo: Bado de Bergüenda hasta Monasterio del Espino

 CONSECUENCIAS: Cambio en la metamorfosis urbana de los pueblos. Bergüenda, se traslada desde el barrio de Arriba al Barrio del Puente, junto a la nueva carretera, incluso la Iglesia; Espejo, donde los mesones y posadas se trasladan a la nueva carretera desde el barrio de La Mota, principalmente, y por donde crece el pueblo de Espejo,  y Osma, donde el pueblo crece en dirección hacia Villanañe, en vez de hacia Berberana, y otros pierden el privilegio de la carretera: Bachicabo, Caranca, Astúlez, y otros, elementos patrimoniales, como es el caso de Villamaderne, como más tarde os comentaré.

Aunque hemos titulado las Ventas en el camino de Orduña por Valdegovía, no debemos de olvidarnos de los Mesones y/o Posadas. Hay que diferenciar Ventas de Mesones o Posadas.

 


La Venta era un conjunto patrimonial donde no solo había mesón y posada, si no también otros elementos patrimoniales como molinos, ermitas, aceñas, tierras de cultivo, alguna tuvo su ferrería y sus propietarios eran grandes nobles y terratenientes como luego oiréis. Los mesones y posadas, sin embargo, eran un único elemento patrimonial acompañado de sus caballerizas y otras pequeñas edificaciones auxiliares, y su propiedad recaía sobre el pueblo llano, personas no de la nobleza, pero sí pudientes.

Pero no debemos de olvidar en este camino de Pancorbo a Orduña de otros edificios que acogían a transeúntes por nuestras tierras de Valdegovía: Los hospitales.

 

D. Pedro Hurtado de Corcuera y Corcuera, en Bergüenda, legó en 1658 la mayor parte de sus bienes a la fundación de diversas obras benéficas en Bergüenda y entre ellas un hospital de 6 camas, con una renta de 18.700 maravedís al año para atender el mantenimiento del edificio, al enfermero y una viña de 5 obreros en “Cuestalarrá” (hoy término de Puentelarrá) y dos fincas en Alcedo, que éste podía explotar. El hospital estaba destinado preferentemente a los peregrinos pobres, así como a otros pasajeros enfermos de paso hacia Santiago de Compostela, regulando que “…y los pobres que se han de recoger en el dicho hospital han de ser peregrinos que pasen de camino y estando con salud no han de detenerse más que una noche y estando enfermos podrán detenerse hasta que estén hábiles para marchar”. Este testamento nos da constancia que por Valdegovía pasó el camino de Santiago.

 


Añejo al Santuario de Angosto había en 1884 un hospital que en la bula del Papa Pío IV en 1560 lo cita expresamente para recoger y albergar a los enfermos pobres. Google os dirá que desde el siglo XI hay constancia de este hospital pero no hagáis caso, pues lo hacen coincidir con la leyenda de que la Virgen se apareció en 1089, pero por documentos en los que aparece a partir del siglo XIV, y la arqueología primitiva de la iglesia actual, habrá que situar su aparición sobre el año 1300.



En Espejo, su Concejo y extensible al resto de los concejos alaveses, otorgaban una concesión del propio pueblo a un vecino del mismo, habitualmente persona de pocos recursos como el pastor comunal del pueblo, para tener el albergue de pobres.

Es decir, los pobres que venían pidiendo por los pueblos, y no tenían donde pasar la noche, en Espejo, y en otros pueblos también ocurría igual, había un albergue.

El albergue consistía en una especia de cuadra, con paja limpia. En los textos de estos arrendamientos o concesiones que hacía el pueblo constan las obligaciones que tenía el dueño de la concesión del albergue. Tenía que hacer el cambio de esa paja por otra limpia una vez a la semana y tenía que dar a esos pobres el derecho a que calentaran pucheros en el hogar de la casa, más luego alguna que otra obligación (principalmente suministro de sopa caliente) y por eso el Pueblo le pagaba una cantidad para todo el año. También se consignaba los días en que podía estar albergado el pobre, normalmente uno o dos días como mucho, que era el tiempo necesario para recorrer todas las casas del pueblo solicitando limosna y una vez finalizada las peticiones, se trasladaban a otro pueblo.

Se da el caso de encontrarnos también con cargos por concepto de acarreo o transporte de pobres. Los pobres eran compartidos por todos los pueblos. Vagaban de pueblo en pueblo. Y a veces ocurría que por enfermedad o imposibilidad de caminar debían ser trasportados en carreta de un pueblo a otro, y ese servicio también corría a cargo de los Concejos.

 Antes de entrar en las ventas en el camino de Orduña, voy a mostraros dos ventas que estuvieron en otro ramal que venía desde Miranda y confluía en Puentelarrá que era parte del camino real de La Rioja a Orduña.

Venta del Huevo


Situada justo a la salida de Miranda hacia Valdegovía, a la izquierda, a poco de pasar Talleres MAC. Existen aún sus ruinas.

No he encontrado en Miranda quien me diera información sobre esta venta, únicamente Rafa Varón, arqueólogo, me facilitó el dato obtenido de su padre, que aquí estuvo el fielato.

 Venta de Antepardo.

Sus ruinas se pueden ver enfrente casi de la carretera que sale hacia Caicedo Yuso-

El Becerro Galicano de San Millán de la Cogolla, facilita dos documentos de interés sobre Antepardo. En su documento 523, datado entre los siglos X y XI se menciona una viña en este lugar; el documento 583 se cita Antepardo como pagador de una reja al monasterio de San Millán de la Cogolla en el año 1025. El Fuero de Miranda de Ebro citará este lugar como límite del alfoz mirandés y como población contenida en él en el año 1099

En cuanto a testimonios de la realidad física de este lugar contamos con los de Madoz, siglo XIX, que la Venta está situada en el Camino Real de La Rioja a Orduña, y que el Ebro había convertido el terreno en estéril con sus avenidas.

Francisco Cantera, que traduce el Fuero de Miranda de Ebro en los años 40 del siglo XX, indica que en la posición de Antepardo existen todavía dos casonas antiguas, una más vieja y hermosa con portada de arco de medio punto en su fachada contraria a la carretera.

De la ermita, que aún parece vio Madoz, no quedan sino restos de sus muros, de poco más de un metro de altura.

 Y empezamos con las Ventas en el camino de Orduña en el Valle de Valdegovía

 Venta del Moral-Puentelarrá

Situada en lo que hoy es Puentelarrá, en la confluencia de la carreta que venía de Miranda y la de Pancorbo, pero que antes del siglo XVIII cuando se estableció esta Venta era término de Fontecha y su propietario era el Conde Orgaz, señor de Fontecha y varios lugares más, dato este último facilitado por Juan Vidal Abarca. Situada en la zona donde hoy hay varios chalets, entre ellos donde está establecido Larrateko, huerta agroecológica de Josu Santamaría.

Los Pelaires

 

Por esta vía de comunicación por donde ya he comentado que pasaba el “oro castellano”: la lana, se establecieron también otras profesiones aparte las de ventero, mesero, posadero: herreros, reparación de carretas…. Y una muy especial en Puentelarrá: Pelaire. Pelaire es el mote por el que se les conoce a los de Puentelarrá. Persona encargada de preparar la lana que ha de tejerse. Si los de Puentelarrá tienen ese mote o apodo, ya sabemos por qué: las carretas venían cargadas con lana en bruto y aquí preparaban la lana para poder tejerse. He encontrado este dicho gracioso “Si te casas con pelaire no te faltará borra en el puchero». La borra se refiere a los pelos o pelusilla de la lana que quedaba en los pucheros en las que se hervía la lana.

El trabajo del pelaire consistía en el procesado de la lana, desde el esquilado de las ovejas en mayo, hasta que llega a las hilanderas, o tejedoras. El pelaire, y esto es lo que se hacía en Puentelarrá, clasificaba la lana recién esquilada; la lavaba para eliminar las impurezas que pudiera tener; la estiraba, para que quedase sin grumos y pudiera ser mejor trabajada y; la rociaba con un poco de aceite, dándole una textura más suave. Por último, se peina por medio de dos peines con púas largas de acero. 

En Puentelarrá no he encontrado documentación al respecto, pero para poder ser pelaire, debían aprobar un examen realizado por el maestro del oficio, al cual sólo podían acceder aquellos que, previamente, formasen parte de la cofradía. De no ser así, serían multados con el pago de sesenta sueldos. Para poder despedir a un trabajador, el pelaire debía darle, al menos, veinte días de tiempo. Del mismo modo, si el trabajador quería abandonar su puesto, debía darle al amo veinte días de plazo. En caso de no cumplirse con este tiempo, se prohibía que ningún otro pelaire diera trabajo al oficial. Esta cofradía poseía un fondo común, aportado por los artesanos, para poder afrontar los gastos ocasionados en caso de enfermedad de alguno de ellos. 

Bergüenda

 

El Barrio del Puente tenía las características de un nudo o centro de comunicaciones y así la mayoría de sus casas estaban dedicadas al comercio, y al albergue de traficantes y peregrinos que iban o venían de Santiago de Compostela. Casi todas las casas tenían las características propias de las posadas o mesones, como lo atestiguan las que aún existen en la plaza, con largos soportales y amplios locales en la parte baja. En el testamento de D. Pedro Hurtado de Corcuera y Otazu, otorgado en 1658, dice “por estar situada la casa del dicho hospital en el barrio del puente a la orilla del río, ay muchas casas de posada y concurre mucha gente ansí hijos y naturales de la villa como forasteros”.

Pasado el puente, a la izquierda, había un mesón con un amplio portalón en su esquina S. E. (apreciable en el dibujo del molino de Bergüenda del s.XIX), que fue durante siglos punto de reunión de los vecinos en las tardes domingueras, donde hacían exhibición de su destreza en el antiquísimo juego de la “uta”. El juego es una especie de mezcla entre la petanca y los bolos

 Datos recogidos de La Historia de la Villa de Bergüenda, escrita por Lázaro Alexandre Ramírez en 1975

 Venta del Obispo-Bachicabo



En Bachicabo consta una venta muy antigua, aunque sin nombre y me facilita su existencia Juan Vidal Abarca. Se trataría de la que hemos conocido como Venta del Obispo, al menos en ruinas que ya ni existen.

En Bergüenda me han dicho que la conocían por Venta Marisa.

En esta casa nació el muchos años regidor de Espejo, José Luis Pinedo, donde sus padres tenían una fábrica de chorizos, y de ahí el apodo a su madre, Cipriana, de la choricera. Anteriormente fue de los Orruño de Bachicabo.

Esta venta la transforma en Venta del Gato, Pedro Morales Moya, en su cuento “Alto o disparo” publicado en su libro “Al aire libre-Cuentos alaveses”

Hay documentos del año 1921 en los que ya se denominaba esta Venta como del Obispo.

Tuesta


Las ventas eran muy importantes para los pueblos por el negocio que atraían. En Tuesta no pasaba el camino o carretera, pero en 1791 encuentro un documento en el Archivo Histórico Nacional

"El lugar de Tuesta (Álava), sobre que se le conceda facultad para fabricar una venta a la falda de la dehesa, junto al río contiguo al lugar de Espejo." Ya se había construido la nueva carretera a Orduña y Tuesta quiere aprovecharse de ello. No hay constancia de que se llevase a efecto la construcción de la venta solicitada.

Ventas y mesones en Espejo

Hubo una casa mesón que era de los Luyando, dato facilitado también por Juan Vidal Abarca.

Al fallecimiento del último Lope Muñoz Varona, reparte la herencia entre sus dos hijas.

 A la pequeña le corresponde la Casa Torre (hoy anexa a la Casa Palacio de los Salazar) y casas auxiliares y los terrenos donde está ubicada la actual Casa en forma de torre de los Luyando y Hurtado de Mendoza.

 Esta hija quien vivía en Valdivieso (Burgos) casada con el Señor de Valdivieso, Ruiz de Temiño, vende todo lo anterior en 1.549 a Ochoa de Luyando, secretario de Indias del Emperador Carlos. El interés de Ochoa de Luyando en Espejo es instalar un mesón para el que le habían concedido licencia. Es decir, llega a Espejo por cuestiones financiero-económicas. Viene a hacer negocio. Y aunque digo viene, tengo mis dudas de que estaría alguna vez en Espejo, ya que por su cargo siempre estaba fuera, y quien venía era un administrador suyo y posteriormente su hijo Juan Agustín.

 


Sucede que en esos momentos también se concierta su matrimonio por poderes con Casilda Hurtado de Mendoza, de Salinas de Añana, y hermana del señor de la torre de Leciñana del Camino y de la de Fontecha, y por dicho motivo decide construir una casa en Espejo para honrar a su esposa y hace la casa en forma de torre, pues el matrimonio le suponía nobleza (Clan de los Mendoza) y para aparentar ser noble también desde antiguo. Es muy posible que durante algún tiempo la casa torre realizada fuese la casa mesón.

Otra que fue de la familia Arenas y en el XIX paso a los Ruiz de Loizaga, que la convirtieron en el siglo XX en taller de confección y costura

Esta casa enfrente de la Panadería actual, fue la Fonda Junguitu y nietos del último Junguitu son los hermanos Peciña que gestionan las sidrerías de Aramaio y Kuartango.

 

Más actuales a raíz de la construcción de la carretera de Orduña, hemos tenido las posadas de la familia Ruiz (inolvidable Ciru)


y la Fonda-Posada de los Lafuente,

 

Dos presidentes americanos en Espejo fueron visitantes ilustres.



En una de mis investigaciones descubrí la presencia en Espejo de dos personas que a la larga fueron presidentes de los Estados Unidos de América: John Adams (2º) y su hijo John Quincy Adams (5º). Me enviaron desde la Biblioteca Pública de Boston, parte del diario manuscrito de John Adams en el que se refleja su estancia en Espejo, aunque no menciona donde se alojó. Venían desde Vigo hasta Bilbao.

 En su diario de 13 de enero de 1.780, jueves, John Adams nos describe cómo era la taberna y la habitación donde durmieron.

 


Ahora estamos en la mejor taberna que he visto. La cocina es aún una cocina de humo o española, como las demás, y no hay chimenea en el hogar. No es un bar como donde hemos estado, está lleno de imágenes y estampas religiosas. El aposento donde ahora escribo tiene dos camas, en el cabecero de ambas hay una vasija de porcelana para el agua sagrada o agua bendita. También en la cabecera hay una pulcra cruz de unas nueve pulgadas de larga con la imagen de J.C. (Jesucristo) en algún metal, estaño, belmetal o aleación encima de ella. En la pared hay un cuadro de la virgen de Montcarmel o virgen María de Monte Carmelo, y un gran número de otros cuadros de los que no tengo paciencia para describir.

 De Ezpexo (Espejo) donde estamos ahora vamos a Ordud (Orduña), que está a cuatro leguas y a Bilbao que está a 6 leguas. 

En una carta fechada el 16 de Enero de 1781 a su esposa Abigail le escribe:

 Por lo general, las tabernas en las que estamos no nos convienen a nosotros, porque no hay chimeneas en sus casas y nosotros tenemos un tiempo frío. En gran parte del camino, la miseria de nuestras acomodaciones excede toda descripción. 

Deducimos que la taberna de Espejo fue lo mejor del viaje por la forma en que lo describe en cuanto su decoración, así como que pasaron mucho frío, ya que ellos estaban acostumbrados a chimeneas en sus habitaciones y que aquí no encontraron y nos visitaron en pleno invierno 

No sabemos en qué fondo o taberna de Espejo se alojaron, pero sí sabemos por los libros de alcabala en esa fecha, las que había en años cercanos

Año 1.787: Del libro de reparto de alcabala de ese año del Concejo de Espejo sabemos que había 4 Mesones y 6 Tiendas.

Año 1.812: Aparecen contribuyendo como Posada o Mesón 5.

Y el 14 de Enero de 1.780, Viernes, continua con su viaje por Valdegovía

 

Viajamos desde Ezpexo hasta Ordud, cuatro leguas. El camino se hizo todo de una vez, con un gran gasto, pero el descenso de las montañas de Orduña es de un importante interés. Estas montañas son principalmente Peñas, de una gran altura. Pero un sendero se ha “extinguido” de las rocas, desde la altura de las montañas hasta abajo hacia el interior del valle. Después de serpentear y serpentear un gran trecho y de observar las marcas de los agujeros que permanecen en las rocas, el camino al final llega a ser tan escarpado que solo serpenteando la calzada arriba y abajo es la única forma de hacer el camino.

 Vamos ahora a hablar de las comidas.



Tropas francesas

La tropa francesa estuvo durante los meses de Agosto, Septiembre y Octubre de 1812 no sólo en Espejo sino también en los alrededores; Salinas, Tuesta, Puentelarrá y Bergüenda:

En estos meses hubo la presencia de un general francés, cuyo nombre no he encontrado ni tampoco concretado pues hubo tres generales franceses que pasaron por estas tierras, tanto en Puentelarrá donde tenían guarnición o se acantonaron y en Espejo. Los franceses practicaron arrestos durante su presencia en estas fechas. El general francés debió ser un boquita fina y sibarita de la comida pues no se conformaba con cualquier cosa para comer. Detallo los gastos que ocasionó también esta estancia, sacados del libro de cuentas del Concejo de Espejo

-              “297 reales a Ramón de Pinedo por un cerdo gordo para matar en casa del General Francés”

-              “152 reales a Benito de Vado por quatro cántaras de vino que dio para la casa de dicho General”

-              “200 reales a Juan Francisco Uriarte para que fuese a buscar vino para casa del señor General Francés”

-              “20 reales que costaron 4 pollos en casa de Francisco Salinas para casa del señor General Francés”

-              “270 reales que hemos abonado a Pedro Muñoz del gasto que hizo en su casa el General Francés”


General Mendizábal

En 1813 tenemos constancia de la estancia del General Mendizábal en Espejo:”100 reales que le abonamos a Benigno Muñoz del gasto que hizo en su casa el señor Mendizábal”. Mendizábal no se alojó entre los soldados, sino que lo hizo en una de las fondas de Espejo.

Y curioso es ver un baúl de campaña para el té que el Duque de Wellington llevaba por España durante la Guerra con las franceses: un juego de té para cuatro personas fabricado en Londres, y del que el Museo de Armería de la DFA en Vitoria-Gasteiz, conserva aún 38 piezas de las 50 que componían el conjunto.

Menús

Si hubo un producto destacado en tiempos medievales, ese fue el pan, sobre todo de centeno, cebada o avena. El de trigo, el que todos conocemos hoy, quedaba para más pudientes (sobre todo el pan blanco). 

Los productos más consumidos eran los que produce la tierra, los cereales, como pueden ser la avena, el centeno, el mijo o el trigo, que les aportaban hidratos de carbono, la base de la alimentación, con los que se hacían las famosas y socorridas gachas.





También tomaban verduras como puerros, coles, berzas, nabos, ajo, comino que se consumían en forma de sopa y legumbres como garbanzos y alubias, con los que servían cocidos o potajes.  Muy famoso fue el cocido vitoriano, que no hace muchos años un restaurante en Vitoria recuperó su receta y su servicio en tres vuelcos: garbanzos, alubia blanca y alubia pinta. Todo apunta a que fue el novelista y dramaturgo Alejandro Dumas, muy dado a visitar las casas de postas del norte del país, el primer prescriptor en dar buena cuenta de aquel manjar.

La población de la Edad Media comía manzanas, peras, higos…y en cuanto a la carne era muy cara, y por tanto solo estaba al alcance de las clases más altas, las más consumidas eran el pollo, el gallo y el cerdo. Asimismo, consumían muchos lácteos como mantequilla, queso, leche y también huevos.

En cuanto a pescados, en el interior principalmente bacalao seco, y los obtenidos de los ríos.

 Fin primera parte de las Ventas en el Camino de Orduña a Valdegovía.


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