CUEVAS EREMITICAS DE VALDEGOVIA

 

CUEVAS ERMITIVAS EN VALDEGOVIA

 

Quizá nunca sepamos la verdadera razón que llevó a aquellas personas a trasladarse a Valdegovía y vivir en una nueva vida religiosa: los eremitorios. Consistía en retirarse a vivir a lugares apartados, normalmente cuevas naturales o excavadas, donde   poder orar, hacer penitencia y por qué no, huir de uno mismo, buscando la perfección cristiana en soledad, rechazando el boato y la ostentación de la Iglesia Oficial del momento, y rechazando su colaboración con el estado civil dominante.

El eremitismo peninsular fue propulsado por un obispo hispano, Prisciliano de Ávila (s. IV), que se convertiría en el primer eclesiástico ajusticiado por un tribunal secular.




Cabe destacar que entre los opositores a su ejecución encabezó la misma Martín de Tous, a quien tantas iglesias tenemos dedicadas en nuestra provincia de Araba/Álava, y en Valdegovía tenemos dos iglesias parroquiales dedicadas a San Martín: la del pueblo de Guinea y la iglesia de San Martín de Bachicabo donde podemos apreciar sus dos retablos, uno detrás de otro.





Sin embargo, esta corriente eremítica, no llega a Valdegovía hasta el siglo VI, y restos de esto quedan en las 18 cuevas de las localidades de Barrio, Corro, Pinedo, Quejo, Tobillas, Valpuesta y Villanueva de Valdegovía.

Para entender la existencia de estas cuevas en Valdegovía hay que reparar en su significado: Valle de cuevas. Cuevas en las que vivieron los primitivos habitantes de Valdegovía, los autrigones. También éstos vivieron en Treviño y Miranda de Ebro.

En las cercanías del Valle Valdegovía, está Miranda de Ebro, y en su término radica Peña Gobera. Su nombre, Gobera, también nos evoca a Gobea, a Cueva. Y efectivamente a los pies de Peña Gobera, estuvo el despoblado de Herrera, donde aún hoy se halla el monasterio de Herrera, y los restos de la antigua explotación salinera de Herrera. Pues bien, junto a estas edificaciones, encontramos también cuevas trogloditas, que al igual que las de Valdegovía, aparentan ser emplazamientos de ermitaños, quizás los antecesores altomedievales del monasterio actual.

















Esta corriente eremítica se estableció también en el enclave de Treviño, donde encontramos el conjunto de cuevas artificiales de Las Gobas




Y Santorkaria, que albergan mucha similitud con las cuevas del municipio de Valdegovía.



















Tres sitios, Valdegovía, Treviño, y Miranda, relativamente cercanos entre ellos que acogieron esta forma de vida eremítica.

Y nuestro Valle de Valdegovía fue uno de los lugares elegidos, situado al más al norte de los mencionados, y quizá último reducto para aquellos que encontraron ya ocupados los anteriores.

En este marco de eremitismo encontramos tres funciones específicas para estas cuevas:

La cueva templo: Suele ser una cavidad de mayor tamaño y dividido en varias estancias. Destacar la hornacina excavada en la pared.



La cueva habitación: Cavidades de cámara única, generalmente de tamaño reducido, consideramos que han servido de morada al asceta, que buscaba la soledad y el retiro.



La cueva necrópolis: Enterramientos existentes en el interior y en el exterior, considerando estos como más antiguos, realizados directamente sobre la tierra sin realizar ningún tipo de sepultura. Los que aparecen en el interior de las cavernas serían más modernos, relacionados más con su función de ermita.



Aunque ya he mencionado que en Valdegovía hay localizadas 18 cuevas en diversas poblaciones del valle, quiero destacar las más conocidas y accesibles: Corro, Pinedo y Tobillas.

Sabemos que estas tierras valdeguñesas fueron ocupadas por los autrigones, llamados así por los romanos ya que vivían en cuevas o antros y de ahí el nombre de autrigones, como también el nombre de Valdegovía, una de sus acepciones es valle de cuevas.

 

Cuevas de Corro

Estas cuevas se concentran se encuentran en la zona conocida como Solapeña.

Están publicitadas como Cuevas de los Moros, pero deben su nombre  a una mala interpretación de su denominación por los lugareños: cuevas de los moros. En sus cercanías existió una casa hoy desaparecida habitada por una familia de apellido Moro, y que utilizaban estas cuevas como cuadras para el ganado. Y de ahí viene su nombre de Las Cuevas de los Moros. Nada que ver con los árabes.



Estas cuevas al igual que las de Pinedo han perdurado como centros de culto hasta el siglo XVIII, luego fueron ocupadas por pastores, vagabundos y mendigos.

Hasta hace algún tiempo estas cuevas estuvieron dedicadas al culto en forma de ermita bajo la advocación de San Juan.

LA CUEVA I



De planta rectangular, con dos ventanas en paredes opuestas.

Techo abovedado con dos nervios en forma de arco. En la pared del fondo hay una hornacina.

La cueva está ocupada por una serie de sepulturas, destacando dos al Oeste sobreelevadas del suelo habiendo sido dignificadas con bovedilla de horno En el otro extremo se repite el esquema con otras dos sepulturas cobijadas bajo arco de medio punto del tipo de arcosolio.

La impresión que ofrece la cueva es la de haber sido retocada, sobre todo para añadirle algunas sepulturas lo que hace poco reconocible su forma primitiva.

La impresión que ofrece la cueva es la de haber sido retocada, sobre todo para añadirle algunas sepulturas lo que hace poco reconocible su forma primitiva.


LA CUEVA II

Fue utilizada como ermita bajo la advocación de San Juan. Fueron dos en un principio, como vemos en las dos puertas de entrada.


Llama la atención la cruz labrada en la jamba de la entrada.



 La cueva es de planta ligeramente circular con repisa corrida, hoy destruida en su mayor parte.

La otra parte es de planta rectangular y tuvo también repisa. Tiene una puerta rectangular y junto a ésta una ventana. Varios mechinales sujetaban el entramado de un entrepiso. Estas cuevas estaban unidas por una ventana alargada, habiendo sido eliminado el tabique al ser utilizadas como cuadra.

La cueva contiene varias sepulturas de diferente tipología las más bien conservadas están excavadas en el suelo a los pies de dos arcos de medio punto que a su vez también contenían sepulturas hoy destruidas.



Un vendedor ambulante, que habitó estas cuevas durante el siglo XX, destruyó la repisa lateral y las sepulturas a la vez que construyó un piso superior

Cabe apreciar en el exterior de esta cueva el sistema de recogida de agua de lluvia para su consumo.

Delante de esta cueva se ven restos de una excavación arqueológica, donde se fechó un enterramiento exterior a la cueva en el año 620 DC datándose el enterramiento con la prueba del carbono 14. 

Cuevas de Pinedo


Pinedo es un pequeño y desconocido pueblo del Valle de Valdegovía, y quizá uno de los más antiguos, pues aparece en la fundación del monasterio de Valpuesta por el Obispo Juan, el 21 de diciembre de 804, cuyos términos lindaban con este pueblo de Pinedo. Su nombre primitivo fue Pinetto o Pinillo y proviene de la palabra latina “pinus”, pino, para indicarnos un lugar con abundancia de ellos.

Como pueblo antiguo también tuvo sus linajes o familias ilustres. Según nos cuenta Lope García de Salazar (1.399-1476), en su libro “Bienandanzas e Fortunas”, Rodrigo González Varona, Señor de la Casa de Villanañe, casó con hija de Ruy Fernández de Pinedo. Este linaje Pinedo es muy antiguo y calificado en el Valle de Val de Gobía en el lugar de Pinedo, cerca de Villanañe.

También podemos leer a Carlos José de Varona y Sarabia en Memorias de la Infanzona Torre y Casa Fuerte de Villanañe (1715): “Gómez de Val de Gobía llevó en partición con sus hermanos los de Pinedo y fue padre de Rodrigo Gómez, halconera mayor de el Rey D. Alonso el Séptimo, y cuyos descendientes fueros señores de la Torre y Casa Fuerte de Pinedo y de los lugares de Barrón y Guinea hasta que fueron arruinadas las Casas-Fuertes de Pinedo y Guinea por los Velascos en tiempo del Rey Enrique II.”

 

Cercanas al pueblo de Pinedo existen sus cuevas artificiales. Su origen se sitúa en los siglos VI-VII, pudiendo considerarse los primeros testimonios del cristianismo en Alava. Su función primitiva fue servir de templos y viviendas a eremitas, forma de vida que se oponía a las ostentaciones que hacía la iglesia oficial en aquel tiempo. Otra teoría indica que estas cuevas fueron hechas como refugio por los cristianos que huían de los árabes. De cualquier forma, sirvieron de culto hasta el siglo XVIII, y hasta hace algún tiempo estuvieron dedicadas en forma de ermita a Santiago Apóstol. Una vez abandonada su función inicial, fueron ocupadas por pastores, vagabundos,..

Se trata de un conjunto de dos cuevas.



 La primera de ellas serviría por su distribución como vivienda y a través de ella se accede a la segunda en un plano superior, que serviría de recogimiento u oración. Encima de la primera de las cuevas se encuentran al descubierto dos tumbas.



 A continuación de las cuevas hay una larga covacha donde podemos observar tres tumbas antropomorfas de personas adultas con rebajes en los bordes para encajar la losa, excavadas en la roca del suelo. Estas sepulturas son de adulto.




Cuevas de Tobillas

Enclavadas en lo alto de una peña, entre densa vegetación, encontramos tres cuevas de reducidas dimensiones, deterioradas e incompletas, pero también dignas de visitarse, y que también nos evocan a esa vida eremítica que llevaron aquí aquellas gentes.













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