CONOCIENDO VALDEGOVIA POR SUS MONTES: 1.- Ascensión al Pico Lerón 1241 ms. Por la antigüedad de Valdegovia
Muchos montañeros consideran malograda una excursión si no
han logrado hollar la cumbre que se marcaron como destino al iniciarla. No
deberían sentirse frustrados, pues siempre hay cimas alternativas o, en su
caso, desvíos a otros destinos que, dentro de la montaña elegida, tengan un
contenido menos montañero. En cualquier ruta de acceso a la cúspide de un
monte, el sitio en el que está el buzón o el hito que lo señala, se encuentran
edificios, ruinas o yacimientos arqueológicos, paisajes, cuya visita ayuda a
aprender historia. Me sorprende que no existan guías que combinen esos dos
objetivos: El deportivo de la ascensión y el cultural que aporta el recorrido.
Aprovechando mi
conocimiento de las sierras, montes y pueblos de Valdegovía, me he animado
ofreceros esta charla sobre ese bello valle del occidente de Álava, combinando
monte y cultura.
Lo interesante de este artículo es su enfoque, pues quiero
recordar la historia que guardan los diferentes lugares por los que circulan
nuestras ascensiones a través de las fotos que os presento.
Mi filosofía como montañero es disfrutar no sólo de la
montaña y de sus cimas o cumbres, también de los elementos por los que pasamos.
Os voy a enseñar el espíritu del valle basándome en sus
paisajes, en sus gentes y en su historia, su flora y su fauna. Así veremos cómo
es esta tierra, tierra “durante siglos de idas y venidas, de afluencias e
influencias, Valdegovia tierra abierta, terruño de los que se fueron y segunda
patria de otros que llegaron” como Yo.
Este recorrido completo no puede realizarse entre el 15 de
enero y el 15 de agosto por el tema de protección de la reproducción y cría del
buitre leonado, estando cerrado al público el tramo entre la Presa y Portillo
Lerón entre esas fechas.
Empezamos nuestro recorrido en Lalastra, antigua capital del Ayuntamiento del Valle de Valderejo, que así se veía en 1958
y lo primero que vamos a
visitar es el rollo o crucero que en su origen fue erigido para
delimitar el límite jurisdiccional como signo de libertad comunal y símbolo de
la remota antigüedad del Valle de Valderejo. Posteriormente, este rollo fue
cristianizado con la cruz de hierro, convirtiéndose en una Cruz de Término.
Antes de llegar a la Iglesia, encontraremos edificios
comunales antiguos que hoy sólo nos traen el recuerdo de su uso: Potro de
herrar, lavadero, horno de hacer pan. Y los domingos su puede visitar
un pequeño museo etnográfico, ubicado en el antiguo edificio del
Ayuntamiento, presenta una colección que explica aspectos históricos,
artesanales y rurales que transmiten cómo se desarrolló la vida de los
habitantes del valle en el pasado.
Iglesia de Santa Elena. En el s. XVI se amplía la iglesia románica,
s. XIII-XIV, de la que se conserva la nave con tres tramos de bóveda de cañón
apuntada
Y abandonamos Lalastra y nos dirigimos al pueblo de Lahoz, que así se fotografió en 1910
presidido por su Iglesia dedicada a Santiago, que fue recuperada hace años,
para uso cultural y serviría en un futuro de museo y nuevo punto de encuentro
en el Parque, pero no se ha hecho nada.
Seguiremos la ruta:
Senda Purón/Lerón Bidea al Portillo Coronas.
A nuestra izquierda un camino por el que nos desviamos de
nuestro camino principal nos va a llevar al lugar donde El castellum de
Castrillo se ubica en la zona central del Parque Natural de Valderejo. El
hallazgo de las estructuras se produjo en el año 2001, por el arqueólogo
Antxoka Martínez Velasco en el marco de un programa de investigación que tenía
por objeto central el estudio del patrimonio arqueológico de este valle alavés
y gracias al mismo podemos descubrir hoy en día su historia.
Es una pena que esta parte de la historia no esté señalada ni
reflejada dentro de las rutas que ofrece este Parque Natural de Valderejo.
Sugiero la colocación de un panel explicativo de la existencia de este
campamento militar romano, como un punto más a visitar en este hermoso parque.
El perímetro defensivo se articula mediante un pequeño
terraplén de tierra (agger) y una pequeña depresión en el terreno, al exterior
del terraplén, indica claramente la existencia de foso (fossa), visible en sus
lados oeste y sur.
El hallazgo de un sestercio de Adriano se enmarca en un
contexto de circulación monetaria con el que guarda coherenciay se vincula este
hallazgo para el caso concreto de Álava, con una continuidad en el poblamiento
de las gentes más romanizadas.
También se encontró una podadera en hoja de hierro. Aún en
día se emplean herramientas similares en la zona. Este tipo de herramientas se
vinculan con el trabajo de la madera y labores de desbroce.
Basados en estos hallazgos, especialmente el sestercio y la
forma de entrada en clavícula al campamento lo hace situar a mediados del siglo
II d.C. y plantear que se trate de una fortificación levantada de modo similar
a los campamentos de campaña, pero con una finalidad de entrenamiento de las
tropas, y teniendo en cuenta las noticias sobre reclutamientos, resulta
coherente que, antes de partir a sus destinos, los reclutas recibieran
entrenamiento en su lugar de origen.
Las diferentes reconstrucciones paleogeográficas al uso, a
partir fundamentalmente de los datos de Ptolomeo, sitúan a Valderejo dentro del
territorio Autrigón.
Castrillo vendría a ser un campamento levantado por reclutas
procedentes del entorno y, por tanto, autrigones, aunque no se conocen cohortes
con nombre alusivo a este grupo étnico.
Por mi parte no queda más que indicarles cómo llegar.
Más adelante seguiremos las indicaciones hasta El Barrerón, y
nuestro paseo discurrirá cercano a los riscos, pero manteniendo la suficiente
distancia que evite imprudencias y fatales accidentes. Bordearemos los riscos,
observando a nuestros pies todo el valle labrado por el Río Purón y al fondo
las cimas de Santa Ana, Valdelamediana y Revillallanos.
Llegaremos en primer lugar al Menhir del Gustal.
Este monumento prehistórico, descubierto en 1.982, fue recuperado en noviembre de
2.007, y estamos en el denominado portillo de Gustal. Mide 3,75 metros de
altura, pesa alrededor de 1.300 kilos, y se le calcula 5.000 años de
antigüedad. Su función pudo ser de “faro” o guía para que nuestros antepasados
pudieran atravesar la sierra de Lahoz.
Continuamos andando y a los pocos minutos veremos a nuestra
izquierda el monolito que indica el punto más alto de esta zona: el pico
Lerón, mal llamado Recuenco, ya que este es el nombre general del monte
en que nos encontramos.
Nos dirigimos hacia el borde de los riscos, y en el camino
encontraremos los restos de cabañas de pastores que utilizaban en
el siglo XVIII.
Desde la mitad del siglo XVIII y hasta el primer tercero del siglo XIX dueños de rebaños ovinos pertenecientes al Concejo de la Mesta venían a Valderejo para que sus ovejas, unas 6000, pasasen el verano, por sus buenos pastos. Ello requirió la instalación de majadas: cercas donde albergar el ganado y cabañas donde alojar a los pastores y acompañantes. Aquella presencia, breve, no duró 100 años, dejó como recuerdo reconocible esta cabaña, que ahora podemos imaginar.
Nuestro recorrido continúa bordeando los riscos de la sierra
de Lahoz, hasta encontrar un nuevo poste indicador de direcciones: Senda
Lerón-La Presa, y tras una pequeña y dificultosa bajada, nos encontraremos en
el otro punto fuerte de nuestro camino: las NO Pinturas del Neolítico.
Nos encontramos en el Portillo de Lerón.
Las pinturas fueron
halladas en marzo de 2.006, y dadas a conocer públicamente en el verano de
2.007. El conjunto pictórico, de cerca de un metro de longitud, se encuentra en
la actualidad vallado y protegido por un metacrilato, que hace difícil su
visión, pero encontrándose un cartel explicativo de las mismas. Realizadas en
color rojo con óxido, se puede distinguir un sol con sus rayos; un arquero en
posición de disparo, y un animal con cuernos, posiblemente un bóvido,
trasmitiéndonos un mensaje de del cuidado y preservación del ganado y el sol
nos habla del día. Las pinturas están datadas al final del Neolítico o en la
Edad del Bronce, es decir, unos 4.000 o 5.000 años de antigüedad, pudiéramos
indicar que la misma que el menhir anteriormente visitado.
Lo que aguantó durante miles de años, el hombre se ha encargado de destruirlo en unos poquísimos años. El metacrilato sometido a los haces del sol, ha hecho efecto láser sobre las pinturas y éstas han desaparecido. Sugiero que, ya que no podemos recuperar las mismas, sí se realicen unas réplicas de las pinturas en el lugar, y recordar así lo que hubo y lo que pasó.
Precioso recorrido que combina historia y deporte
ResponderEliminarMe encanta esta forma de realizar excursiones montañeras
ResponderEliminarMuchas gracias Juan Carlos por esta ruta que propones y como dices, muchas veces subimos al monte sin saber lo que tenemos en los alrededores, ese fue mi caso cuando ya hace más de 30 años subí al que entonces llamábamos Recuenco sin tener ni idea de lo que por allí había.
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