CUEVAS EREMITICAS DE VALDEGOVIA
CUEVAS ERMITIVAS EN
VALDEGOVIA
Quizá nunca sepamos la verdadera
razón que llevó a aquellas personas a trasladarse a Valdegovía y vivir en una
nueva vida religiosa: los eremitorios. Consistía en retirarse a vivir a lugares
apartados, normalmente cuevas naturales o excavadas, donde poder orar, hacer penitencia y por qué no,
huir de uno mismo, buscando la perfección cristiana en soledad, rechazando el
boato y la ostentación de la Iglesia Oficial del momento, y rechazando su
colaboración con el estado civil dominante.
El eremitismo peninsular fue
propulsado por un obispo hispano, Prisciliano de Ávila (s. IV), que se
convertiría en el primer eclesiástico ajusticiado por un tribunal secular.
Cabe destacar que entre los
opositores a su ejecución encabezó la misma Martín de Tous, a quien tantas
iglesias tenemos dedicadas en nuestra provincia de Araba/Álava, y en Valdegovía
tenemos dos iglesias parroquiales dedicadas a San Martín: la del pueblo de
Guinea y la iglesia de San
Martín de Bachicabo donde podemos apreciar sus dos retablos, uno detrás de
otro.
Para entender la existencia de
estas cuevas en Valdegovía hay que reparar en su significado: Valle de cuevas.
Cuevas en las que vivieron los primitivos habitantes de Valdegovía, los
autrigones. También éstos vivieron en Treviño y Miranda de Ebro.
En las cercanías del Valle
Valdegovía, está Miranda de Ebro, y en su término radica Peña Gobera. Su nombre,
Gobera, también nos evoca a Gobea, a Cueva. Y efectivamente a los pies de Peña
Gobera, estuvo el despoblado de Herrera, donde aún hoy se halla el monasterio
de Herrera, y los restos de la antigua explotación salinera de Herrera. Pues
bien, junto a estas edificaciones, encontramos también cuevas trogloditas, que al
igual que las de Valdegovía, aparentan ser emplazamientos de ermitaños, quizás
los antecesores altomedievales del monasterio actual.
Esta corriente eremítica se estableció también en el enclave de Treviño, donde encontramos el conjunto de cuevas artificiales de Las Gobas
Y Santorkaria, que albergan mucha
similitud con las cuevas del municipio de Valdegovía.
Tres sitios, Valdegovía, Treviño,
y Miranda, relativamente cercanos entre ellos que acogieron esta forma de vida
eremítica.
Y nuestro Valle de Valdegovía fue
uno de los lugares elegidos, situado al más al norte de los mencionados, y
quizá último reducto para aquellos que encontraron ya ocupados los anteriores.
En este marco de eremitismo
encontramos tres funciones específicas para estas cuevas:
La cueva templo: Suele ser
una cavidad de mayor tamaño y dividido en varias estancias. Destacar la
hornacina excavada en la pared.
La cueva habitación:
Cavidades de cámara única, generalmente de tamaño reducido, consideramos que
han servido de morada al asceta, que buscaba la soledad y el retiro.
La cueva necrópolis:
Enterramientos existentes en el interior y en el exterior, considerando estos
como más antiguos, realizados directamente sobre la tierra sin realizar ningún
tipo de sepultura. Los que aparecen en el interior de las cavernas serían más
modernos, relacionados más con su función de ermita.
Aunque ya he mencionado que en
Valdegovía hay localizadas 18 cuevas en diversas poblaciones del valle, quiero
destacar las más conocidas y accesibles: Corro, Pinedo y Tobillas.
Sabemos que estas tierras valdeguñesas
fueron ocupadas por los autrigones, llamados así por los romanos ya que vivían
en cuevas o antros y de ahí el nombre de autrigones, como también el nombre de
Valdegovía, una de sus acepciones es valle de cuevas.
Cuevas de Corro
Estas cuevas se concentran se
encuentran en la zona conocida como Solapeña.
Están publicitadas como Cuevas de
los Moros, pero deben su nombre a una
mala interpretación de su denominación por los lugareños: cuevas de los moros.
En sus cercanías existió una casa hoy desaparecida habitada por una familia de
apellido Moro, y que utilizaban estas cuevas como cuadras para el ganado. Y de
ahí viene su nombre de Las Cuevas de los Moros. Nada que ver con los árabes.
Estas cuevas al igual que las de Pinedo han perdurado como centros de culto hasta el siglo XVIII, luego fueron ocupadas por pastores, vagabundos y mendigos.
Hasta hace algún tiempo estas
cuevas estuvieron dedicadas al culto en forma de ermita bajo la advocación de
San Juan.
LA CUEVA I
De planta rectangular, con dos
ventanas en paredes opuestas.
Techo abovedado con dos nervios
en forma de arco. En la pared del fondo hay una hornacina.
La cueva está ocupada por una
serie de sepulturas, destacando dos al Oeste sobreelevadas del suelo habiendo
sido dignificadas con bovedilla de horno En el otro extremo se repite el
esquema con otras dos sepulturas cobijadas bajo arco de medio punto del tipo de
arcosolio.
La impresión que ofrece la cueva
es la de haber sido retocada, sobre todo para añadirle algunas sepulturas lo
que hace poco reconocible su forma primitiva.
La impresión que ofrece la cueva
es la de haber sido retocada, sobre todo para añadirle algunas sepulturas lo
que hace poco reconocible su forma primitiva.
LA CUEVA II
Fue utilizada como ermita bajo la
advocación de San Juan. Fueron dos en un principio, como vemos en las dos
puertas de entrada.
Llama la atención la cruz labrada
en la jamba de la entrada.
La cueva es de planta ligeramente circular con
repisa corrida, hoy destruida en su mayor parte.
La otra parte es de planta
rectangular y tuvo también repisa. Tiene una puerta rectangular y junto a ésta
una ventana. Varios mechinales sujetaban el entramado de un entrepiso. Estas
cuevas estaban unidas por una ventana alargada, habiendo sido eliminado el
tabique al ser utilizadas como cuadra.
La cueva contiene varias
sepulturas de diferente tipología las más bien conservadas están excavadas en
el suelo a los pies de dos arcos de medio punto que a su vez también contenían
sepulturas hoy destruidas.
Un vendedor ambulante, que habitó
estas cuevas durante el siglo XX, destruyó la repisa lateral y las sepulturas a
la vez que construyó un piso superior
Cabe apreciar en el exterior de
esta cueva el sistema de recogida de agua de lluvia para su consumo.
Delante de esta cueva se ven restos de una excavación arqueológica, donde se fechó un enterramiento exterior a la cueva en el año 620 DC datándose el enterramiento con la prueba del carbono 14.
Cuevas de Pinedo
Pinedo es un pequeño y
desconocido pueblo del Valle de Valdegovía, y quizá uno de los más antiguos,
pues aparece en la fundación del monasterio de Valpuesta por el Obispo Juan, el
21 de diciembre de 804, cuyos términos lindaban con este pueblo de Pinedo. Su
nombre primitivo fue Pinetto o Pinillo y proviene de la palabra latina “pinus”,
pino, para indicarnos un lugar con abundancia de ellos.
Como pueblo antiguo también tuvo
sus linajes o familias ilustres. Según nos cuenta Lope García de Salazar
(1.399-1476), en su libro “Bienandanzas e Fortunas”, Rodrigo González Varona,
Señor de la Casa de Villanañe, casó con hija de Ruy Fernández de Pinedo. Este
linaje Pinedo es muy antiguo y calificado en el Valle de Val de Gobía en el
lugar de Pinedo, cerca de Villanañe.
También podemos leer a Carlos
José de Varona y Sarabia en Memorias de la Infanzona Torre y Casa Fuerte de
Villanañe (1715): “Gómez de Val de Gobía llevó en partición con sus hermanos
los de Pinedo y fue padre de Rodrigo Gómez, halconera mayor de el Rey D. Alonso
el Séptimo, y cuyos descendientes fueros señores de la Torre y Casa Fuerte de
Pinedo y de los lugares de Barrón y Guinea hasta que fueron arruinadas las
Casas-Fuertes de Pinedo y Guinea por los Velascos en tiempo del Rey Enrique
II.”
Cercanas al pueblo de Pinedo
existen sus cuevas artificiales. Su origen se sitúa en los siglos VI-VII,
pudiendo considerarse los primeros testimonios del cristianismo en Alava. Su
función primitiva fue servir de templos y viviendas a eremitas, forma de vida
que se oponía a las ostentaciones que hacía la iglesia oficial en aquel tiempo.
Otra teoría indica que estas cuevas fueron hechas como refugio por los
cristianos que huían de los árabes. De cualquier forma, sirvieron de culto
hasta el siglo XVIII, y hasta hace algún tiempo estuvieron dedicadas en forma
de ermita a Santiago Apóstol. Una vez abandonada su función inicial, fueron
ocupadas por pastores, vagabundos,..
Se trata de un conjunto de dos
cuevas.
La primera de ellas serviría por su
distribución como vivienda y a través de ella se accede a la segunda en un
plano superior, que serviría de recogimiento u oración. Encima de la primera de
las cuevas se encuentran al descubierto dos tumbas.
A continuación de las
cuevas hay una larga covacha donde podemos observar tres tumbas antropomorfas
de personas adultas con rebajes en los bordes para encajar la losa, excavadas
en la roca del suelo. Estas sepulturas son de adulto.
Cuevas de Tobillas
Enclavadas en lo alto de una
peña, entre densa vegetación, encontramos tres cuevas de reducidas dimensiones,
deterioradas e incompletas, pero también dignas de visitarse, y que también nos evocan a esa vida eremítica que llevaron aquí aquellas gentes.
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