Estudios universitarios en la Cuadrilla de Añana siglos XV al XVIII
Temas de hoy en día en la Cuadrilla de Añana durante los
siglos XV al XVIII.
Continuo la serie de artículos sobre qué temas están de
actualidad hoy en día y que afectaban a nuestros antepasados en los pueblos de
la Cuadrilla de Añana durante los siglos XV al XVIII.
Vamos a conocerlos. No serán exactamente igual a como los
vivimos hoy, pero sí perfectamente asimilables.
TEMA DE HOY: ESTUDIOS UNIVERSITARIOS
Hoy en día nos preocupamos por el futuro de nuestros hijos y
procuramos para ello darles la mejor educación posible, dentro de nuestras
posibilidades económicas, necesitando en algunos casos ayuda económica conocida
por Beca al Estudio.
Sin embargo, en esos siglos no era así. Solo los de la clase
adinerada podían enviar a sus hijos a estudiar una carrera, y debían superar
una primera prueba inicial: Limpieza de sangre, es decir, no descender de
judíos conversos ni de moriscos, y para ello debían presentar los oportunos
expedientes. Así vemos en 1795 el Informe
sobre la limpieza de sangre de Baltasar de Lagos García, vecino de Salcedo,
para presentarse al examen de cirujano.
Entre los seis y los doce a catorce años, el niño aprendía a
leer y a escribir en su lengua materna, a hacer operaciones matemáticas simples
y a memorizar el catecismo católico. El medio de instrucción menos común, pero
más prestigioso, era el del tutor privado, que vivía en la casa paterna y
servía de profesor, compañero e introductor social del niño. Este medio de instrucción
era típico y casi exclusivo, por evidentes razones económicas, de las familias aristocráticas.
Una alternativa al tutor particular era la enseñanza privada fuera de casa, a
cargo de un maestro de primeras letras, cuya actividad profesional se iría
viendo complementada con la intervención de las órdenes religiosas, que eran las
que solían garantizar la enseñanza religiosa.
El siglo XVI es un siglo de patente expansión en la vida
universitaria española. Veinticuatro nuevos centros universitarios desde 1500
hasta 1626 vinieron a sumarse a los doce heredados de los siglos
bajomedievales. Las clásicas y antiguas universidades de Salamanca, Valladolid o
Lérida se vieron desbordadas por la proliferación de nuevas universidades, la
de los colegios universitarios o conventos universitarios, también conocidos
como "universidades menores".
De todas las universidades creadas en el siglo XVI, sólo la
de Valencia (1500), Granada (1531), Zaragoza (1542), Oviedo (1574) y Vic (1599)
eran de carácter civil y de rango "mayor", nacidas al calor de las
necesidades corporativas de profesores y estudiantes, o de una iniciativa directa
de la monarquía o un arzobispo. Lo normal es que las universidades de nueva
creación recibiesen primero una bula pontificia primero y posteriormente un
privilegio real, que reconocía sus títulos académicos en todos los reinos de la
Monarquía Hispánica.
Nuestros universitarios de entonces estudiaban para abogados
como Esteban Salazar Ruiz de Loizaga, natural de Alcedo, graduado por la
Universidad de Toledo, en 1768. Antes de abogado, se llamaba Curso de Cánones,
y así nos encontramos en 1546 a Cristóbal Pérez, de Zambrana, en 1579 a Martín de Artiaga, de
Sendadiano, en 1551 Martín
de Pinedo, de Tuesta y en 1545 Pedro Sánchez de Portilla, de Estavillo que
obtuvieron Cursos en Cánones probados ante la Universidad de Alcalá.
También abogado en 1792,
Julián Ortíz de Salazar y López, natural de Villanueva de Valdegovía, bachiller
en leyes por la Universidad de Oñate, solicita examen para recibirse de abogado.
Otros estudiaron medicina y se diferenciaban entre médicos y
cirujanos sangradores. Así hallamos información testifical para el examen de
Juan José de Cicujano, en Fontecha, como cirujano y sangrador en 1781 y en 1586
a Juan de Salazar, de Villanañe que obtiene el grado de Bachiller en Medicina
por la Universidad de Alcalá. El título de bachiller era el grado menor de los estudios universitarios,
que facultaba para ejercer una profesión sin necesidad de llegar a los Grados
Mayores (licenciado y doctor).
Curioso resulta el expediente de Felipe Gutiérrez Pereda,
alumno del Real Colegio de Medicina y Cirugía de San Carlos, de Puentelarra,
que logra el título de Cirujano romancista (castellano) título para
diferenciarlo de los que lo hacían en latín. Su expediente contiene: Tasas de
Matrícula; Partida de Bautismo e Información de limpieza de sangre en 1826 y he
visto que al menos hasta 1850 se exigía estos documentos mencionados.
Encontramos también como universitarios a quienes obtuvieron
el título en Artes, como en 1545. por Rodrigo de Pinedo, natural de Villanañe,
y en 1576 por Alonso López de Robles, natural de Apricano en la Universidad de
Alcalá.
Y si hoy en día
alguien estudia dos o más carreras universitarias hallamos en 1573 y 1575 a
Gaspar de Ochoa, de Jócano, con Cursos en Artes probados ante la Universidad de
Alcalá y en 1578 Maestro en Artes. Pero además en 1578 termina Teología y en 1589 obtiene el título de
Doctor en Teología. Su hermano Martín en 1572 Cursos en Artes probados ante la
Universidad de Alcalá.
Otra carrera era la teología y en 1569 está Pedro de Mardones,
de Astulez, con Cursos en Teología probados ante la Universidad de Alcalá.
Otra carrera o profesión académica era escribano y así en 1775-1777
hallo la solicitud de José Beltrán de Salazar, de Caicedo de la Sopeña, para
escribano del número de la jurisdicción y pueblos de la Ribera Alta.
En 1807, está la Información testifical acerca del oficio de
albéitar que ejerce Jerónimo de Quejo, natural de Nograro, para pasar al
protoalbaitarado a Madrid. Albéitar era el nombre que se daba antiguamente al
veterinario; se usa todavía hoy en algunas zonas de España, especialmente en el
ámbito rural. Protoalbeitarado era Jefatura.
Y para terminar encuentro un filósofo en 1713 por un Pleito
de Juan Francisco Ortiz de Urtarán, licenciado en Filosofía en la Universidad
de Alcalá, contra Manuel de Salazar, presbítero en Salinas de Añana por el goce
y posesión de los bienes de un vínculo en el lugar de Paul.
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