Andrés Antonio de Gorbea y Gancedo
Otro alavés olvidado, pero no por eso desconocido, que lo tenemos perdido en nuestra memoria y a quien en Chile ni se le desconoce ni se le olvida.
Este alavés del pueblo de
Menagarai, Valle de Ayala, nacido, según los pocos datos que se disponen el 31 de noviembre de 1792, claro error en el
día de su nacimiento, pero he encontrado que fue bautizado en la Parroquia de
San Pedro Apóstol de Menagarai el día 1 de Diciembre de 1792, es uno más de los que no han quedado
registrados en la memoria colectiva de Alava, pero sí que está presente, muy
presente entre los personajes que marcaron la historia de Chile, donde falleció
el 16 de Abril de 1852.
Gorbea fue un actor relevante del
tiempo que le tocó vivir, participando de hechos que marcaron la historia de Euskadi
y Chile.
En su juventud fue protegido por
su tío Sebastián de Gorbea, secretario de Luis María Borbón, Arzobispo de
Toledo. El Arzobispo acogió al joven, lo nombró su paje y lo envió a estudiar
al Real Seminario de Nobles de Vergara. En el Seminario, desarrolló su talento
en distintas áreas, como: las matemáticas, el estudio del euskera, francés y
latín, la práctica del dibujo, y conocimientos de física y ciencias de la
naturaleza. Siendo alumno superior del Seminario, desplegó también su vocación
docente. Obtuvo el distinguido puesto de Seminarista Mayor con la ayudantía de
Física y Matemática superiores. Se le ofreció continuar como profesor, pero
fiel a su protector renunció a la cátedra y regresó a Toledo. Optó por la
carrera militar y entró al Cuerpo de Ingenieros de Alcalá de Henares. Como sus
conocimientos sobrepasaban a los de sus compañeros, solicitó adelantar
exámenes, franquicia que no le fue concedida. Contrariado, volvió a Toledo y
luego fue en comisión a Madrid donde contrajo matrimonio con Ana María de
Baltar. Tuvieron dos hijos, María Teresa y Luis María.
Al producirse la invasión
napoleónica se enlistó en el ejército, donde llegó a ser capitán Liberal por
convicción, peleó contra el imperialista Napoleón, defendió la Constitución de
las Cortes de Cádiz. Luego de la guerra,
se retiró a Toledo, donde se dedicó a la docencia y con el retorno de Fernando VII, debió dejar
su tierra natal, abandonando la ilusión de crear un cambio político.
Debido a las persecuciones
políticas, Gorbea se exilia, primero en París, donde tomó contacto con la
activa escuela matemática francesa y donde conoció y se familiarizó con las
numerosas publicaciones y luego en Londres, donde se dedicó al magisterio
científico. Es en esta ciudad donde es contratado por el ministro
plenipotenciario de Chile en Gran Bretaña, don Mariano Egaña, para hacer clases
en el Instituto Nacional de ese país. Llega a la nación sudamericana en 1826.
En Chile, a diferencia de España,
la invasión napoleónica trajo como consecuencia final una liberación de la
monarquía y la formación de una República. Éste es el Chile que recibe a
Gorbea, donde todo estaba por hacer. Desde los primeros tiempos de la
Independencia de Chile (1818), las autoridades de la época entendieron que la
modernidad pasaba por la educación, en donde se formarían ciudadanos libres,
eficientes y con una identidad nacional. Con este objetivo, se llevó a cabo la
contratación de eminentes profesores y hombres de ciencias desde distintos
lugares de Europa. Uno de ellos fue Andrés Antonio de Gorbea, donde le fue
posible llevar a cabo todas sus aspiraciones ilustradas, unidas a la idea de
libertad.
Su labor en Chile consistió en la
consolidación y desarrollo de las matemáticas modernas, Gorbea asumió tareas de
proyección nacional perdurable: la docencia, la fundación y conducción de la
Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas, así como la definición de sus
objetivos académicos, la organización y orientación de la carrera de ingeniero
y la conducción del Cuerpo de Ingenieros Civiles.
La ley general de caminos de
1842, revisada y en parte inspirada por Gorbea, responde a la necesidad de
contar con ingenieros chilenos para la realización de las obras públicas. En
1843 el Gobierno decide crear el Cuerpo de Ingenieros Civiles, ofreciendo a
Gorbea el puesto de Primer Director. Por ello, debió dejar sus clases en el
Instituto Nacional.
En 1843 participó como fundador
de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la recién creada
Universidad de Chile, de la cual fue elegido su Primer Decano. Paralelamente se
desempeñó como Conservador del Museo Nacional y miembro del Consejo
Universitario. Al mismo tiempo, la Universidad de Copenhague lo nombró miembro
honorario.
Aumentó y tradujo el Gran Curso
Completo de Matemáticas Puras, escrito por Louis Benjamin Francois Francoeur.
Éste tuvo como base la segunda edición francesa en ocho volúmenes publicada
entre 1833 y 1855. Igual cosa hizo con el Tratado de Geometría Descriptiva,
acompañado del método de los planos de acotación de la teoría de los
encargantes, cilindros y cónicos de Leroy (dos volúmenes, Santiago, 1845).
Falleció el 16 de abril 1852 en
Santiago, lejos de su familia que nunca vino al país.
En su honor, la ciudad de Gorbea
en la Región de la Araucanía lleva su nombre. Mediante Decreto supremo N.º 924
del 29 de abril de 1904, firmado por el Presidente de la República Germán
Riesco Errázuriz, se funda oficialmente la localidad de Gorbea, como
subdelegación N.º 2, del Departamento de Villarrica. Se le denominó Gorbea en
honor al ilustre matemático alavés.
En Santiago de Chile se le honra
con una calle en su memoria y donde le tributaron un homenaje de recuerdo
con la colocación de una placa de mármol, a instancia del Instituto de
Conmemoración Histórica, a propuesta de su miembro de número Roberto Hernández
Ponce, con raíces históricas alavesas, a finales de 2017
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